Exagerado y temerario el fundador y exdirector del desaparecido Centro Antirrábico Nacional, Ruddy Vásquez Rondón, al recomendar a Salud Pública declarar en emergencia las cinco provincias de la frontera a causa del brote de rabia humana registrado en Pedernales, con saldo de un niño muerto y otro grave. Peor su idea de volver al sistema vertical de la entidad que dirigió. Su salida tras un largo silencio mediático, estuvo lejos de su nivel y sus aportes al sistema. En su esfuerzo narcisista por destacar su gestión, embarró más el panorama. https://www.elcaribe.com.do/2018/12/27/panorama/pais/un-solo-caso-de-rabia-es-un-fracaso-para-autoridades/.

Pánico no necesitan Montecristi, Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales, desparramadas en los 276 kilómetros de la línea divisoria con Haití, desde el norte hasta el sur, porque resulta suficiente su vía crucis de pobreza y desprecio estatal y empresarial.

Y la semilla del pánico es lo que acaba de sembrar, quizás sin querer, el conocido profesional.

El brote está focalizado en un lugar muy específico del municipio Pedernales, capital de la provincia. Es decir, en un punto de  135 kilómetros cuadrados de los 2,074 de la provincia, en el recodo del suroeste, fronterizo con Anse –a- Pitre, pegado al mar Caribe. https://www.diariolibre.com/actualidad/salud/confirman-rabia-humana-a-nino-proveniente-de-pedernales-AH11703560.

Si Vásquez Rondón critica el descuido con la vigilancia por parte de la autoridad, bien. Si propone un “cordón epidemiológico” en la provincia para evitar la propagación del virus, excelente. Excelente, incluso, si, desde su perspectiva ideológica, fustiga al Gobierno. Pero a él no le luce incitar el pánico.

La situación es preocupante, pero nunca para perder la razón y salir corriendo, sin rumbo. La construcción de la salud como proceso bio-psico-social no se logra con terror. La cultura de prevención no va con el miedo.

Él, sin embargo, pese a su “know how” y credibilidad, ha promovido un discurso   que enferma las mentes de los comunitarios y ahuyenta a potenciales turistas que irían a consumir a los negocios locales, en extinción por la falta de venta porque el desempleo  –la peor rabia que sufren esos pueblos–  ha tocado fondo.

La rabia humana y las fuentes que la originan están muy descritas, hace décadas. No nacieron ayer en Pedernales, ni en las demás provincias fronterizas. Tampoco son  primeros los decesos ocurridos recientemente por falta de prevención. Aun que es prevenible por vacuna, “afecta a más de 150 países y sus territorios” y causa “decenas de miles de muertes cada año, principalmente en África y Asia”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “se trata de una enfermedad presente en todos los continentes, excepto en la Antártida, pero más del 95% de las muertes se registra en Asia o en África”.  Cada año, en el mundo se administra vacunas a más de 15 millones de personas mordidas por perros, hurones, mapaches, murciélagos. El costo promedio de la profilaxis es barato: 40 dólares en África y 49 en Asia. Pero eso es mucho dinero para regiones donde el ingreso medio diario es de 1 a 2 dólares, reconoce la misma OMS.

Acceda al siguiente enlace y verá todos los detalles:        

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/rabies.

Pedernales tiene tradición de muchos perros, la mayoría callejeros desatendidos. Pero también de mangostas o “jurones”, gatos y murciélagos, que son reservorios del virus de la rabia (de la familia Rhabdoviridae). Suerte ha tenido el pueblo que no tiene tradición de rabia humana, ni de otras enfermedades.   

La situación actual se presenta como una oportunidad para, sin alharacas mediáticas ni soluciones irracionales como envenenamientos masivos de perros, enfocarse en las estrategias de prevención de la rabia, sin pensar siquiera en la vuelta suicida a un Centro Antirrábico Nacional, situado en la capital, un absurdo de cara al  proceso de descentralización y desconcentración del sector salud.