Cuando se trata de ofrecer soluciones a problemas económicos, los autores –a manera de ser mas explícitos– recurren a la metáfora. Se recuerda la memorable y genial metáfora de Paul Samuelson para ejemplificar el caso del costo de oportunidad. En una economía –dice Samuelson–, los gobiernos tienen la ocasión de fabricar cañones o de fabricar mantequilla. Los cañones nos sirven para ir a la guerra; la mantequilla constituye alimento para la población.

La decisión que debe ser tomada debe recurrir al ámbito de las prioridades económicas: o vas a la guerra en Medio Oriente, o fabricas alimento –y planificas la no escasez– para que la población no salga a las calles en protesta. En sentido económico, todo parecería que está aclarado por el analista. Se incurre en un ‘costo de oportunidad’ cuando tenemos la ocasión de fabricar algo en detrimento de las demás opciones. Hay gobiernos que eligen fabricar mantequilla, y hay otros que prefieren ir a la guerra.

Según Lutwakk, hay un atractivo esencial en ir a la guerra, es decir que hay mandatarios que eligen “el placer sensual de la guerra”. Desde un escritorio en la Casa Blanca o en el Pentágono, se intenta explicar lo que sienten los soldados cuando entran en batalla en un distante país.

La guerra es entonces una petición de los tiempos que corren desde los inmemoriales momentos de Adriano, que iba a la guerra con toda la petición que esto implicaba, y que en Yourcenar está deletreado no sin maravilla de palabras. En términos políticos, la guerra es entonces una petición necesaria de la expansión de los Estados. Lo desagradable de la guerra es la muerte de millares de personas, la encrucijada de la muerte en defensa de unos valores que los sociólogos y los historiadores entienden que han conducido a la humanidad por los territorios mas oscuros.

En su visión, John F. Kennedy no hace lo mismo que hizo Ronald Reagan que, en medio de un pensamiento nunca anti cinéfilo –y él fue actor en Hollywood en ‘This is the army’,y The Killers en 1964–, habla de la creación de una defensa ante el poder soviético en la famosa crisis de los misiles. Se embarca entonces en la llamada Guerra de las Galaxias y construye un muro aéreo para impedir que un misil ruso entre en Manhattan. El cielo de New York fue protegido por su admirado presidente.

Luce no menos atractivo el pensamiento de Richard Nixon cuando habla de una guerra comercial que será dominada por los Estados Unidos si el país de las estrellas se prepara para ello con la lucha que implica enfrentar a Rusia, pero mas que todo enfrentar al gigante dormido estableciendo que uno de los mas grandes sucesos ocurridos en la historia de la humanidad fue el acercamiento norteamericano a China.

El crecimiento chino ha demostrado la esencia de los tiempos modernos. En palabras de Nixon, que recurre a pensamientos militaristas, no es necesario ser un genio para entender que el acercamiento, con el dominio de Nixon y la proclamación de Kissinger como un gran estratega, implicó que se pudiera establecer el nuevo recurso que cambiaría el sistema mundial de las relaciones. En palabras de Henri Kissinger, la guerra había comenzado pero luego, corroborable por diversos autores, se puede hablar de una expansión china en el comercio y en las finanzas del mundo.

Queda claro que no solo Freedman ha aclarado el asunto y queda también claro que China ha cambiado de manera esencial en los últimos años. No es menester entrar en todos esos cambios. En las calles de Shangai pueden comprarse relojes Rolex, un mecanismo ancestral de dominio que demuestra como la “expansión ideológica del marketing” (Rolex es una marca) se expresa en las mismas calles chinas. Los chinos hoy son conscientes de ese pasado inmemorial pero han incorporado lo que han creído que era Occidente; se puede percibir una permeabilidad –para decirlo así, pero ósmosis es la palabra– que vemos en los dibujos animados, el arte, la cultura y la música. Es de naturalidad concebir que en los dibujos animados China, y mas lejano Japón, es mas avanzado que otras naciones. Aunque Disney sea el rey (en Shangai la construcción del parque se llevó la friolera de 5,000 millones de dólares y es la mayor inversión extranjera en territorio chino aun cuando Hong Kong tiene su propio parque desde el 2005), y Cartoon Network sea la expresión de esa expansión, con Nickelodeon en medio de todo, no menos cierto es que en Japón, otra versión de la occidentalización se ha permitido que celebridades de conocida estampa norteamericana sean conocidos en sus calles.

La expansión china no se refiere solo a muñequitos de la cultura Pop sino también a la gran expansión que tienen los chinos en el aspecto de la migración a todas partes. Hay un chino donde quiera que se conciba territorio de trabajo en Occidente y en Oriente.

Nixon tiene razón cuando habla de la expansión china en su libro de 1980, siguiendo los detalles teóricos de un grande de las batallas: Napoleón Bonaparte. La pertenencia a un mundo global nos hace cada día mas una especie en evolución hacia la trasnterritorializacion y a la expansión económica de grandes enclaves políticos. El concepto bonapartiano concibe una apertura ancestral y un dominio esencial de la guerra comercial, y la guerra como expresión de lo que los países proponen en el conocimiento mutuo de sus posibilidades. La visión de Napoleón de la guerra no se queda ahí. Es la expresión de un tiempo que no ha tenido que llegar con las consideraciones de la guerra sensual que proclama Lutwakk como ámbito de una existencia que debe levantar de hombros.

El sentido napoleónico de la guerra –aplicado a la tierra de Mao y de Chai Kai Shek– ha sido un entremés en donde se dirigen las peticiones ancestrales de un dominio que en lo comercial proclamamos que ocurre en la Nación cultural china. La expresión de lo sabio en una historia lejana nos permite admirar de pie lo que sabemos es una cultura infinita. Es por esto que los chinos –doquiera se encuentran– se mantienen unidos por la ancestral visión que les permite permanecer atados a una cultura milenaria de poder intercontinental. Queda claro lo que dijo Bonaparte, citado por Nixon en sus memorias: “China es el gigante dormido. Dejadlo dormir porque cuando despierte estremecerá al mundo”.