En una coyuntura electoral las candidaturas son importantes. Sin duda. Pero las candidaturas se supeditan a la política; a través de ellas camina la política. Debe ser así, al menos para quienes de verdad militamos en principios y nos proclamamos alternativos al régimen establecido.
Cuando solo se tiene candidaturas y se pone toda la importancia en las mismas; se las puede aceptar de cualquier partido, y en cualquier condición. Cualquiera puede ser candidato, aunque no tenga nada que proponer ni decir siquiera en el espacio en que eventualmente resulte electo.
Por eso, tantos dueños de bancas son candidatos. Por eso cualquier persona de fortuna sospechosa puede ser candidato. Por eso, hay gente que entra y sale de partidos y movimientos en función de que tengan posibilidades de ser candidatos. Por eso hay gente que venden y otras que compran candidaturas.
Las cosas han devenido en que cualquiera puede ser candidato y en cualquier partido o movimiento.
Ahora mismo, es escaso, casi nulo, el debate de ideas y propuestas políticas. El tema de las candidaturas lo domina todo.
Esta es una manifestación de la degeneración a la que el régimen político, con base en el mercado como ordenador de la sociedad, y la corrupción y la impunidad como arietes, han llevado a la política.
Aunque puede decirse que esto se ha vuelto sistémico, algo hay que hacer para encontrarle una esquina al debate de ideas y propuestas. Si se quiere, algún sacrificio debería hacerse a ese fin. Los que nos reivindicamos alternativos podríamos ser los más beneficiarios si predomina, o gana alguna importancia, el debate de ideas en la coyuntura. Porque se supone nuestro fuerte.
Debería ocurrírsele a la Coalición Democrática y el Congreso Cívico, organizar algo que garantice un “todos a una” sobre lo que toda la oposición cuestiona y plantea la necesidad de que sea superado: el régimen que pervive con matices aleatorios desde los tiempos de Trujillo, garante de que la reelección siga vigente en el imaginario político, mismo que la pretensión del dominio de un partido único, entre otros elementos que constituyen la problemática nacional.
El “todos a una”, dio resultados en la reciente lucha contra la reelección. Unió a lo diverso sobre un mismo blanco, aunque se marchó separados.