Con la venia de nuestros lectores y directores, hoy nos salimos de nuestra temática habitual, aprovechando “estas fechas tan señaladas”, como diría un pasado Rey de España.

La palabra solidaridad es una de esas que nos suenan mucho y de las que quedan muy bonitas en estas fiestas navideñas. Ciertamente es una palabra llena de todo lo bueno que puede albergar el corazón del ser humano.

En el diccionario de la Real Academia Española el significado de esta palabra es el siguiente:

Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.

Este aspecto “circunstancial” no deja de llamarnos la atención pero preferimos dejarlo para otra ocasión y continuar nuestra línea original para hoy, que no es otra cosa que la de empatizar con los que en estas fechas no pueden disfrutar de las alegrías festivas entre familiares o amigos.

Quizás por deformación ideológica cuando pensamos en la solidaridad nos llegan a la mente las letras escritas por Eugène Pottier cuando soñaba con algo parecido a que: “…El hombre del hombre es hermano, derechos iguales tendrán, la Tierra será el paraíso, la patria de la Humanidad…”

Desde luego estas líneas les serán familiares a muchos, posiblemente a los más internacionalistas, y también le resulten conocidas las siguientes del mismo autor: “…el hombre del hombre es hermano y derechos iguales tendrá…”

Con estas frases extraídas del himno de La Internacional, es fácil que se nos vea el refajo o las intenciones. No negamos nuestras tendencias ideológicas, pero el lector tampoco puede negar que sea cual sea el credo religioso que profese o la ideología política que practique, e incluso la corriente filosófica que haya decidido adoptar, estas son palabras, las de La Internacional, que representan parte de lo bueno, a lo que deberíamos aspirar

No necesariamente se trata de ser solidarios con cosas materiales, se trata de intentar, con nuestra aportación, que la sociedad sea más justa en su conjunto, más solidaria en cada uno de sus individuos, más comprometida con el bien común, equitativamente repartido y plenamente disfrutado.

Juan Bosch, quien reunía en sí mismo muchos valores (valores como los que algún día como sociedad sería bueno que lleváramos a la práctica) decía en su libro “Hostos el Sembrador”:

“Si mi vida llegara a ser tan importante que justificara algún día escribir sobre ella, habría que empezar diciendo: “Juan Bosch nació en La Vega, República Dominicana, en el año de 1909; y volvió a nacer en San Juan de Puerto Rico a principios de 1938, cuando estudiando los originales de la obra de Eugenio María de Hostos descubrió qué fuerza mueve y cómo mueve, el alma de un hombre consagrarse al servicio de los demás”.

Estas luces de solidaridad quedan recogidas en otra cita de Bosch cuando decía:

“Los pueblos dignos, como los hombres con estatura moral, buscan dar, no recibir; buscan ayudar, no pedir ayuda”

Si logramos como sociedad, ser más solidarios, con todo y jolgorio colectivo propio de las fiestas… Habremos ganado. Ojalá que eso quede en nuestras mentes siempre; más allá de las fiestas.