Uno de los hechos más impresionantes, desde una óptica de la sociología de la religión –una disciplina poco estudiada en el país, ya que vemos el fenómeno religioso como cuestión de fe y no como hecho sociológico- ha sido la sucesión papal, por lo que hay un aspecto que me llama la atención ante la miríada de noticias, análisis y comentarios sobre el Papa Bergoglio (como lo denominan los sociólogos de la religión, en contraste con uso dictado por la tradición religiosa de asumir un nombre de fe) y los signos de los tiempos que envía para revertir la tendencia negativa de los escándalos de pederastias con sus toques de finanzas mafiosas que han caído como “cáncer” en la imagen de la Iglesia Católica.

Desde esta perspectiva sociológica, me llamó la atención un artículo de Juan Arias, el corresponsal de “El País” en Brasil, Juan Arias, con el sugerente título de ¿Dónde han quedado los escándalos de la Iglesia? ya que trata la cuestión de cómo los signos del Papa Bergoglio han hecho olvidar todos los escándalos de la Iglesia, en un tono de asombro por parte de los técnicos de marketing y relaciones públicas de Brasil.

En palabras de Arias: “Los expertos en marketing están admirados al observar cómo el Papa Francisco, en pocos días, con la sola fuerza de un puñado de gestos simbólicos positivos, ha sido capaz de desplazar de la información mundial los graves escándalos de la Iglesia que llevaron a su antecesor Benedicto XVI a tener que renunciar al papado, agobiado por el peso de las mismas.”

Continúa: “Con un puñado de gestos simbólicos, como el ir a pagar la cuenta al hotel donde había estado antes del cónclave, el abandonar los zapatos rojos de estilista por unos marrones comunes, y el rechazar la moceta roja que distingue el poder del Papa del de los demás obispos, junto con el fuerte acento puesto en la defensa de los más pobres, el papa argentino ha cambiado en pocos días la imagen de la Iglesia, que de estar en el banquillo de los reos, ha pasado a ser considerada cercana a la vida de los simples mortales.”

En consecuencia, nos hemos visto inundado con artículos sobre la moda papal –que ha guardado los ornamentos reales (debía decir imperiales de la vestimenta papal), comenzando por los zapatos rojos de Ferragano- y otros gestos nimios que deben dejar a un lado en la ostentación terrenal del poder divino del Vaticano.

Hans Kung, el último teólogo vivo de los expertos del Concilio Vaticano II lo dijo antes de la elección del Papa Francisco en un artículo premonitor: “Si el próximo cónclave elige a un Papa que vuelva a lo de siempre, la Iglesia nunca experimentará una nueva primavera, sino que caerá en una edad de hielo y correrá el peligro de encogerse hasta convertirse en una secta cada vez más irrelevante.” En consecuencia, estamos ante una verdadera “sociología papal”.

Para los que llevan anotaciones, el artículo de Arias se encuentra en: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/03/26/actualidad/1364294573_482102.html

El de Kung, está en: http://elpais.com/elpais/2013/02/28/opinion/1362064582_603648.html