En una sociedad democrática, el consenso es el medio de la sociedad civil y política de llegar a los acuerdos necesarios para la gobernabilidad y el fortalecimiento institucional, y está a cargo de aquellos facultados legítimamente para actuar en nombre de la mayoría.

El verdadero consenso democrático exige, dada la complejidad y la densidad poblacional tener actores políticos y sociales, entre ellos legisladores, líderes políticos, empresariales, los cuales deben alcanzar la legitimidad de sus respectivos espacios para hablar en representación de la mayoría.

Esas son las premisas básicas para el consenso en todas las áreas del accionar social del país. Ahora bien, considero que la sociedad dominicana es más transaccional que consensual. Una pregunta que quizás asaltaría la mente de nuestros queridos lectores es el por qué.

La opinión pública y la voluntad de decidir lo que un país quiere están determinados fundamentalmente en los partidos. Muchos de ellos han perdido la legitimidad y todavía invocan a nombre del “pueblo”

Transacción se define como la acción y efecto de transigir, acordar voluntariamente con otra parte algún punto litigioso para compartir la diferencia de la disputa, consentir a fin de terminar con una diferencia compartida, de acuerdo a la definición dada por la Real Academia.

En nuestro país se está llevando a cabo diversas y múltiples transacciones que a menudo se confunden con los consensos. El nivel de conflictividad, apetencias personales y grupales de todo tipo, sin pensar en lo que le conviene a la colectividad, son dos factores detonantes de transacciones para la gobernabilidad con el deliberado propósito de transigir en lo que “más conviene a sus intereses” que no necesariamente son los de la mayoría.

No obstante, la sociedad los considera como consensos porque esos actores principalmente políticos, tienen la facultad derivada de su legitimidad para llegar a esas transacciones. El país ha sido testigo de esta decisión, principalmente en los momentos de crisis, para darle una supuesta “salida institucional”.

Podemos decir que consensuar es el acuerdo y la coincidencia de opinión de una sociedad ante un problema, una consulta del gobierno, una ley que se quiere aprobar o vetar. Para lograr que la sociedad tiene un mismo punto de vista.
También se entiende como el apoyo de la mayoría ante una postura del gobierno.

Para llegar a ese camino es absolutamente necesario que cuestionemos o reforcemos la legitimidad que tienen los actores sociales, económicos y políticos para hablar en nombre de la mayoría sobre temas de vital importancia en la sociedad.

En ese aspecto, se podría comenzar con los partidos políticos que juegan un rol representativo de un universo de votantes.   Reforzar los mecanismos institucionales internos de un partido para que represente la mayoría debería ser el paradigma.

La opinión pública y la voluntad de decidir lo que un país quiere están determinados fundamentalmente en los partidos. Muchos de ellos han perdido la legitimidad y todavía invocan a nombre del “pueblo”.

Lo mismo va para los sindicatos, asociaciones, federaciones de todo tipo, con líderes perpetuados en base a una legalidad fabricada. Es un mal sistémico que debemos corregir para llegar a verdaderos consensos.