De entrada le advertimos al lector que al utilizar, en el título de hoy,  el nombre de quien quizás sea uno de los lacanianos más notables de la actualidad, lo hacemos con toda la intención. Y dado que el que avisa no es traidor aquí va nuestra opinión para este domingo.

La semana pasada, el viernes, para más señas, salió publicado un artículo en el periódico español El Mundo, que calzado con la firma de Antonio Herrera, llevaba por título Slavoj Zizek: "Todos somos hoy Julian Assange, encerrados y sin visitas. El mismo, que en su título hace referencia a las palabras del filósofo esloveno nos fue enviado por nuestro entrañable amigo y mentor don Alejando Arvelo, que a la sazón, es uno de esos regalos que la vida le tiene reservado a uno en cualquier rincón de Madrid o Gaspar Hernández.

Dejando que sea el propio lector quien lea,  y quien saque sus propias conclusiones del referido artículo hoy nosotros nos limitaremos a filosofar brevemente, y a partir de nuestra propia óptica.

En el primer párrafo revelamos la condición profesa de lacaniano de Slavoj Žižek;  pero no hemos confesado aun la nuestra, y nuestra predisposición positiva, y de admiración, que sus planteamientos nos provoca; aunque esto, sin contradicción en el hecho, no nos lleva a compartir todo su universo argumental.

La nueva situación que viven las generaciones presentes, inédita por definición, con confinamientos de semanas en el caso de España y de varios días ya en Dominicana, nos coloca en un escenario que en términos objetivos deja las calles vacías. Ya el contacto humano es limitado, y los grupos de personas no deseados. No nos gusta tener a nadie a menos de un metro y nos molestan las potenciales aglomeraciones en la fila de espera de supermercados o farmacias. Un paseo, a pie  por cualquier calle de Madrid o Santo Domingo, se antoja un lujo que hemos perdido. Solo nos quedan las TICs (Tecnologías de información y comunicación), como medio de interacción social…Todo esto nos lleva a cualquier capítulo de alguna novela del mejor de la ciencia ficción Isaac Asimov.

La escala urbana ya no existe en nuestro presente a 72 horas vista; a 144 o a 288. Todo queda resuelto- o debería quedar- en 40, 60, 120 o 200 m2; según sea la suma de las superficies que podemos habitar en nuestra escala arquitectónica.

La semana pasada escribíamos sobre Torres Colón (continuaremos con ello oportunamente); tan familiares para cualquier madrileño como lo es el Huacalito, para cualquier vecino de Villa Francisca, Villa Consuelo o San Carlos. Hoy, tanto el uno como el otro ve los cielos despejados de emisiones y las calles y elevados a sus pies,  vacíos de carburantes.

El ser humano ha abandonado su medio urbano, esperamos que no por mucho más tiempo; pero en lo que se resuelven las pandemias y sus necesarias cuarentenas, que han puesto en jaque a todo el sistema capitalista, tal y como lo conocemos, el planeta se limpia y nuestros bolsillos se quedan sin blanca (sin un chele).

¿Es necesaria esta contradicción? …¿Qué diría Zizek?…Es más… ¿Qué diría Chomsky?

¿Qué dirían Juan Pundik o Hernán González Roca?

Seguiremos sobre el tema…