Cuando de videocultura y tecnocultura se trata en la actualidad, se dispone de un amplio registro de mediaciones dirigido al trabajo comunicativo, educativo y cibercultural. Las mediaciones audiovisuales constituyen síntesis de lenguajes que sirven para manipularobjetos, sujetos, metalenguajes, códigos y meta-códigos,espacios y tiempos de representación que hacen o posible lo que hoy se denomina imagen audiovisual productiva y estético-cultural.

Se trata de un nuevo mecanismo-registro dirigido a orientar,motivar y resignificar las  miradas, espacios mentales, cerebros, conceptualizaciones visuales y otros conjuntos mediales propios de la era posliberal y posmoderna. La ingeniería multimedia vinculada a los procesos culturales y a la industria audiovisual posiciona y recompone los diferentes marcos, compromisos comunicativos y culturales a desarrollarse en contextos de producción gráfico-sonoros y de síntesis audiovisual.(Ver, R. Aparici y otros: Nuevas tecnologías, Comunicación y educación, Eds. UNED, Madrid, 2000).

Este tipo de trayecto comunicacional, artístico y significante ha generado posibles nuevos usos audio-visuales, pero también, videoculturales a comienzos de siglo y de milenio. Todo lo cual asegura el reconocimiento y la función de nuevos ámbitos mediales y artísticos que posibilitan una nueva visión y una nueva era del conocimiento científico, técnico, estratégico y educativo.(Ver, Patricia San Martin: Hipertexto. Seis propuestas para este milenio, Eds. La Crujía, Buenos Aires, 2003).

Muy a menudo se dice que a partir de una educación videocultural, la sociedad del automóvil y del avión han creado una nueva pedagogía integradora de medios y mediaciones sobre la base de la metáfora del vuelo, el espacio, el tiempo y la velocidad. Desde el dadaísmo, el futurismo, el surrealismo y el arte concreto, el sujeto de la creación ha logrado asumir una visión de la imagen en movimiento, organizada a partir de los sentidos y de aquellos que se descubren a partir del ojo espectatorial.(Ver, Los globalistas utópicos, Ed Gustavo Gili, Barcelona, 2016).

Es a partir de este movimiento como se va conformando un tipo de especialidad dirigido en todos los sentidos del registro-recurso audiovisual que hace posible la video-culturalidad construyendo de esta manera una pedagogía de los sentidos visuales y sonoros en movimiento de síntesis.

De ahí que la técnica videocultural del siglo XXI, junto a la mediación estética e integral, desarrolle niveles de audiovisualidad integradores en texto y en contexto. Pedagogía y  cultura constituyen en este caso un ámbito exploratorio, empírico y tecno-accional, justificado como proyecto de significación artístico-integral.(Así lo sugiere Iuri M. Lotman:  Cultura y explosión. Lo previsible y lo imprevisible en los procesos de cambio social, Ed. Gedisa, Barcelona, 1999).

En este sentido el concepto de videocultura se manifiesta, se concretiza y se justifica en un enmarque basado en multiplicidades perceptuales. Lo que quiere decir, que la imagen explorada desde el punto de vista de la psicología del ojo y de la visión, asiste a la movilidad y al conocimiento de esquemas-modelos oculares y registros neuroestéticos de las imágenes del mundo.

Todo lo anterior se podría reconocer a partir del cine de Stanley Kubrick, Steven Spielberg, M. Antonioni, Imgmar Bergman, el último cine de Fellini, Pasolini, Martín Scorsese, Brian di Palma y otros cineastas y videastas de los 80 y los 90 del siglo XX.

A partir de la crisis video-cultural de comienzos de siglo XXI, se estima que todo registro video-sensible o video-perceptivo se acomoda a la ocularidad, así como a las secuencias auditivas y olfativas, sinestésicas, metonímicas, metafóricas y digital, para crear así una estética informacional y un espacio donde se produce una creación N, así como también un tipo de movilidad L-video, a partir de las cuales se expresa cualquier construcción de sentido partiendo de la video-tecno-cultura. (Vid. AAVV: Videoculturas de fin de siglo, Ed. Cátedra, Madrid, 1999).