En los tiempos que corren la gran mayoría de los seres humanos se encuentran ante el brutal escenario de la irrelevancia. En el caso de nuestro país, la gran mayoría de los dominicanos que trabajan a cualquier nivel, que cumplen con sus responsabilidades, que proveen a sus familias de sus necesidades, cada día observan la gran distancia entre los que dirigen el país o los que tienen peso específico o importancia social y ellos. Noah Yuvah Harari, el gran filósofo y pensador judío, lo ha afirmado en varios de sus libros al decir que la gran realidad del siglo XXI es la falta de relevancia de los seres humanos. Frente al poder omnipresente de las redes y la dependencia de las noticias o informaciones sesgadas y resumidas, y de gran velocidad, no hay tiempo ni de saber ni de entender nada. Eso pasa también a los niveles de dirección desde estatales hasta comerciales o económicos. Los que manejan poder de cualquier tipo escuchan los clamores mayoritarios y la individualidad se dispersa de una manera terrible. Con frecuencia entendemos que retuiteando una información o colocando un “me gusta” a una publicación en Facebook o Instagram hemos colmado nuestra cuota de solidaridad o participación.
La sociedad moderna es una mezcla de personas con poder, cada vez mayor, y el enorme “club de los pendejos”, originado en la “marcha de los pendejos” de Arturo Uslar Pietri, compuesta por todos los que pagamos impuestos, cumplimos obligaciones y desarrollamos como mejor podemos nuestra actividad profesional. Ahora debemos agregar que a la impotencia con que observamos el derroche de dinero que se exhibe a todos los niveles, también debemos lidiar con la falta de canales reales de comunicación. Cualquier ciudadano que desee comunicarse o externar una opinión o situación a un funcionario de cualquier nivel, en el estado o en las grandes empresas, como las telefónicas o las eléctricas, verá que es imposible para la gran mayoría tener un contacto real que solucione algún problema o escuche un reclamo.
Decía Gastón Fernando Deligne: “ Vosotros los humildes, los del montón salidos, eternos defensores de nuestra libertad..”. Y es que se ha perdido la consideración al ciudadano común y corriente, olvidando que ese ciudadano al pagar sus impuestos paga los salarios de todos los funcionarios y al pagar las facturas de una empresa contribuye al pago de los gastos de cada empresa. Al tener el desahogo de las redes, muchos apuestan por esa vía, pero con la presencia cada día de mayores y mejores algoritmos de manejo de las informaciones y la capacidad de modificar la conducta y las respuestas de los humanos, la actitud de funcionarios o ejecutivos cada día será más distante y más eficiente para los fines de preservar sus ganancias o su poder. Esto es preocupante y deberá tenerse en cuenta y analizarse con claridad, antes de que la irrelevancia nos sumerja definitivamente en la nada. Con esa posición que observamos a todos los niveles, los países como el nuestro desperdician una enorme cantidad de talento, de ideas y hasta de soluciones innovadoras que por falta de canales de comunicación y del deseo de escuchar se quedan en los limbos del subdesarrollo.
Queremos crear un espacio que se denomine IRRELEVANTE, para crear un blog o similar que pueda ser usado para aportar soluciones a los problemas que afectan a los ciudadanos. No es un espacio de protestas o quejas, sino un lugar en el universo virtual para contribuir al país, ya que siempre la patria estará por delante de los intereses en la mente y la actitud de los buenos dominicanos!!