Como comentaba en la entrega anterior, en esta nueva década el impacto del cambio climático y la necesidad de estrategias orientadas hacia la sostenibilidad jugarán un papel fundamental en la forma de hacer negocios. Siguiendo con las tendencias, en esta segunda entrega comento algunas ideas sobre cómo los “grupos de interés” (stakeholders) y las nuevas tecnologías de la Industria 4.0 estarán también impactando los negocios en la década 2020.
Grupos de Interés (stakeholders)
Continuando con la referencia a la agenda de la 50ª Reunión Anual del Foro Económico Mundial (el “WEF”) celebrada la semana pasada en Davos (la “WEF20”), vemos cómo el tema central de la reunión fue el papel que deben asumir colectivamente todos los grupos de interés (stakeholders) para lograr un impacto positivo global de cara a las disrupciones y los retos económicos, medioambientales, sociales y tecnológicos que nos depara el futuro.
En ese sentido, promovido por Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del WEF, se reclama un cambio urgente en las empresas y su propósito; se habla de dejar atrás el paradigma de la primacía de los accionistas, donde las corporaciones generan valor solo para estos últimos, para dar paso a un nuevo arquetipo, donde se genere valor para todos. Schwab en concreto propone cambiar el modelo de capitalismo que ha primado en las últimas 5 décadas, para pasar de un “capitalismo de los accionistas” (shareholder capitalism) a un “capitalismo de los grupos de interés” (stakeholder capitalism). En el nuevo Manifesto Davos 2020, Schwab desarrolla ampliamente su visión de que el nuevo propósito de las empresas en la Industria 4.0 es “colaborar con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido”.
Por su parte, la Mesa Redonda de Negocios de los Estados Unidos (United States Business Roundtable), una de las agrupaciones empresariales más influyentes de América, también parece inclinarse a favor del “capitalismo de los grupos de interés”. El 19 de Agosto del año pasado, la Mesa Redonda publicó una “Declaración de Propósito de una Corporación” firmada por 181 CEOs, quienes expresaron que “comparten un compromiso fundamental con todos sus stakeholders” y se comprometieron a “generar valor para todos ellos”. Estas declaraciones han sido interpretadas por la comunidad internacional como una contradicción a la doctrina de la mencionada primacía de los accionistas promulgada por el premio Nobel de Economía, Milton Friedman, quien en su obra “Capitalismo y Libertad” (“Capitalism and Freedom”) publicada en 1962 enunció que “hay una única responsabilidad social de las empresas: usar sus recursos para participar en actividades diseñadas para incrementar sus beneficios”, idea sobre la que se fundamenta el capitalismo de los accionistas de hoy en día.
El tema es altamente controversial. Aunque no hay ninguna certeza de que así será, el solo hecho de que se esté hablando de cambiar el modelo de capitalismo es disruptivo. Ya varios se han manifestado en contra. Esto cambiaría por completo el propósito de las corporaciones y la forma como estas operan en el mercado. Incluso, si bien hemos identificado que algunas de las ideas sobre las que se fundamenta esta nueva doctrina, subyacen también en el stakeholder approach del gobierno corporativo, esta visión iría mucho más allá; el cambio de paradigma transformaría por completo la base teórica sobre la que descansa el gobierno corporativo de las empresas en la actualidad. Se han identificado igualmente algunos retos, como por ejemplo, la fijación de métricas objetivas que permitan medir el “valor compartido” de las empresas, los mecanismos de monitoreo, supervisión y control, la responsabilidad corporativa, etc. Sea cual sea el devenir de esta discusión, cambie o no el modelo de capitalismo, lo cierto es que en esta nueva década, los intereses de los stakeholders tendrán un papel protagónico, y hoy más que nunca queda claro que las empresas deberán tomar en cuenta estos intereses al momento de diseñar sus estrategias y modelos de negocio.
Industria 4.0 y nuevas tecnologías
Por otro lado, están los disruptivos cambios que traen consigo las nuevas tecnologías de la Industria 4.0. La comunidad tecnológica profetiza que en la década 2020 es donde veremos florecer en su máximo esplendor tecnologías como inteligencia artificial, realidad aumentada, RPA (robotic process automation) computación cuántica (quantum computing), blockchain y otras formas de DLT (distributed ledger technology), red 5G, computación de la nube (cloud computing), Big Data, IOT (Internet of Things), vehículos automatizados y eléctricos, entre otras. Aunque algunas de estas tecnologías empezaron a desarrollarse en la década pasada, se espera que en esta nueva década se esparzan masivamente impactando varios sectores de la economía como lo son transporte, salud, energía, educación, comunicaciones, servicios financieros, entre otros.
En algunas esferas del entorno tecnológico se ha bautizado la década 2020 como la “era post-digital”. Esto, considerando que en la década anterior, y particularmente en los últimos dos años, las empresas de todo el mundo han invertido trillones de dólares en procesos de transformación digital. Como resultado, hoy puede decirse que ya vivimos en un “mundo digital”. Si alguien tiene alguna duda, creo que les puede dar claridad pensar, como lo hace Accenture en su reporte The Post Digital Era is Upon Us, que “así como las personas ya no dicen que viven en la «era de la electricidad», los días en que llamar algo «digital» insinuaba que era nuevo e innovador, están contados”.
Si bien estas nuevas tecnologías pueden contribuir enormemente en el desarrollo de nuestras sociedades, también debe tenerse presente que vienen acompañadas de importantes cambios y retos, que las empresas deben anticipar y prepararse para afrontar. Unos de los principales retos son los temas de ciberseguridad, protección de datos y privacidad. Se habla ya de la necesidad de crear sistemas de identidad digital; al respecto les invito a leer el artículo de mi buen amigo y colega Enmanuel Cedeño Brea. En ese mismo orden, veremos como en los próximos años los temas de ciberseguridad pasarán a ocupar un lugar prioritario en la gestión de riesgos de las empresas. Del lado de Cumplimiento (Compliance), indudablemente se esperan cambios regulatorios importantes alrededor de estos aspectos. Por otro lado, la figura del Chief Innovation Officer (CIO), en el nivel de los ejecutivos C-Suite, a su vez tendrá un papel predominante en las empresas. La data (especialmente aquella que proporciona información sobre los clientes, su conducta y preferencias) pasa a ser gestionada como un activo estratégico en las empresas.
Se habla también de la importancia de reeducar y capacitar (reskill) a los talentos de las empresas para asegurarse de que cuenten con las habilidades necesarias para trabajar en el entorno tecnológico que nos espera, donde ya no hablamos solo de digitalización, sino de automatización, robotización, inteligencia artificial, etc. Según el último Reporte de Futuros Trabajos de la WEF, las habilidades y destrezas profesionales que fueron importantes en décadas pasadas, nos son las mismas que se necesitarán en el futuro. El análisis arroja que las habilidades en crecimiento, en perspectiva hacia el año 2022, serán las de pensamiento analítico e innovador, aprendizaje activo, creatividad, originalidad e iniciativa, diseño tecnológico y programación, pensamiento crítico y análisis, capacidad de resolver problemas complejos, entre otras. Así, van quedando atrás y en declive, las habilidades más manuales, las de memoria, las verbales, las auditivas y espaciales, las de administración financiera y de recursos, las de instalación y mantenimiento, incluso las de lectura, escritura, y matemáticas, entre otras. Al respecto, también recomiendo un reciente artículo publicado en Harvard Business Review sobre los talentos que se espera que no sean “automatizados” y que serán más valorados por las empresas.
Estos son solo algunos temas que las empresas deben tener presente de cara a los cambios tecnológicos que se avecinan. Estemos finalizando la década anterior o iniciando la próxima, lo cierto es que estamos entrando en una nueva era y se avecinan cambios trascendentales en el mundo de los negocios. Sin lugar a duda, además de la sostenibilidad y el cambio climático, los intereses colectivos de los stakeholders y las nuevas tecnologías serán también de los principales drivers de esos cambios. Iniciando el 2020 es el momento para que las empresas se pregunten si están preparadas.