La noche y la madrugada habían sido alteradas por las múltiples llamadas de compañeros que vigilantes del proceso electoral nos comunicaban, sorprendidos, la visita en horas de la noche de funcionarios de la Junta Central Electoral a los locales donde funcionarían los Colegios Electorales; visitas sin la participación de las autoridades designadas y negados a explicar las razones de sus presencias.

Así que fue fácil entender las razones que motivaron la convocatoria de emergencia del Partido Revolucionario Moderno y su candidato presidencial, Luis Abinader, a los miembros de la Dirección Nacional presentes en la ciudad.

La reunión comenzó con el intercambio de informaciones. Luis Abinader nos detalló una primera conversación, que pasadas las 7 de la mañana sostuvo con el presidente de la JCE. Era cerca de las 10:30 AM cuando al salón donde estábamos reunidos se transfirió una llamada, desde la JCE, de Orlando Jorge Mera informando que el presidente Castaños deseaba conversar con el candidato presidencial, que aceptó de inmediato, y no era para menos.

Consultó el Dr. Castaños Guzmán sobre la posibilidad de dividir el proceso electoral en dos etapas: suspender las de boletas electrónicas y continuar con el proceso de boleta manual. La respuesta fue contundente: era inaceptable. Y ese inaceptable fue pronunciado con fuerza y convencimiento.

Fue breve la conversación. Pero la misma salió al aire masivamente e inmediatamente, y las voces del coro más repetitivo de la República Dominicana, comenzó a retwitearla o gritarla, queriendo insinuar que la suspensión de las elecciones era consecuencia, de la para mi correcta y hoy para la OEA, de Luis Abinader.

Esa grabación multiplicada y difundida por la “inteligencia nacional” de las que forman parte la Procuraduría General de la República y la Policía Nacional, constituía una flagrante violación a los derechos a la privacidad de los dos personajes, el presidente de la Junta Central Electoral y Luis Abinader. ¿Cuáles instituciones tenían impunidad para hacerlo?

Y ahora que la entrevista de Edith Febles con el coronel Guzmán agrega elementos de ese proceso, ahora que la OEA declaró oportuna la suspensión de las elecciones del pasado 16 de febrero y fui testigo de la firme decisión de Luis Abinader, reconociendo su madurez política, no debo guardar silencio porque ahí comenzó a urdirse la culpabilidad a la que se ha referido Roger Noriega.

Y porque si fuera poco, escuché al presidente del PLD, Temístocles Montas, reclamar a los dominicanos la obligación de excusarnos por la presunción de culpa que por el hecho se atribuyó a su Partido.

Estoy convencida que la imaginación de los ciudadanos sobre la presunta culpabilidad del PLD en el proceso del 16 de febrero pasado la construyeron: la conversación divulgada de la posición de Abinader, que interpretó la voluntad social; la continuaron construyendo con el allanamiento al coronel Guzmán, y siguieron en ese propósito con la prisión y el maltrato al técnico Regalado; no se detuvieron y elaboraron el bautizo del “coronel Abinader” y profundizaron con las amenazas y sometimientos de narcotráfico y tráfico de armas a los detenidos, nada más y nada menos que Procuradores de la República, y hay que volver a ver y escuchar la rueda de Prensa del Director de la Policía y no olvidar que en la mañana del 16 de febrero, el PLD, a diferencia de luis Abinader, estuvo de acuerdo en dividir el proceso electoral.

No tenemos que pedir excusas como solicita el presidente del PLD. La culpa la tienen quienes produjeron esos hechos. Son los mismos que lanzaron las bombas en la Plaza de la Bandera o cortaron las drizas de las astas que la circundan. No tenemos culpa. No pediremos perdón. Si los hechos fueron responsabilidad del sector oficial, felicitó al pueblo dominicano por su inteligencia.