(…) No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza (…)” JM.

La calidad de la educación y el mayor acceso a oportunidades educativas, son preocupaciones históricas en la sociedad dominicana, ahora con otras características y desafíos, pero en el fondo, es la misma inquietud que han tenido dominicanas y dominicanos, históricamente; así lo refleja el periodista y estudioso de esta sociedad, José Ramón López, en el libro de la Superintendencia de Bancos y el Archivo General de la Nación, Escritos Dispersos, en uno de sus artículos de este libro, el titulado “La Instrucción Pública en 1915, escribió: “Como se ve,  nuestra Instrucción Pública es en 1915 un capítulo ornamental, para que no deje de ser dicho en el extranjero que hay instrucción en el país. Pero los que somos buenos dominicanos y tenemos hijos dominicanos no queremos que esto perdure, sino que se modifique hasta ser realmente efectivo, de manera que nuestros hijos no vivan en plena barbarie, sino dentro de una verdadera civilización.”. Listín Diario 30 enero de 1917.

La educación es sinónimo de civilización, indicador para medir el desarrollo de un país. Sin educación no puede haber desarrollo. Así lo considera la ONU mediante su Índice de Desarrollo Humano (IDH).

El reto de la educación dominicana, ahora más que antes, en medio de un Plan Nacional de Alfabetización, radica tanto en la calidad como en cantidad. ¿Qué haremos con miles de escuelas, si los profesores que tenemos tienen miles de faltas de ortografía y un bajo nivel de preparación académico y cultural, en general?

Una de las líneas prioritarias para el país, en el logro del salto cualitativo, va encaminándose a la superación del docente que enseña a las nuevas generaciones. Y me pregunto: ¿Existe un grupo de asesores que realicen  visitas de ayuda metodológica a los maestros y que luego se analicen esos resultados con los propios maestros y con los coordinadores de Básica o de Media -según el caso- y con el equipo de Dirección de la escuela? ¿Existe un cuerpo de inspectores en el Ministerio de Educación que haga visitas integrales a escuelas y colegios? Si los directores y los maestros no se sienten asesorados metodológicamente, y no  saben que están supervisados de forma sistemática, no tendrán tantas motivaciones para superarse y mejorar su trabajo. Mejorarán  aún más, si saben que los resultados de esas visitas van a impactar positiva y/o negativamente en su evaluación final como docente y, que además, tendrán un estímulo salarial, si obtienen excelentes resultados; así mismo, los profesores que no cumplan los requisitos, no pueden estar frente a alumnos. Todo eso le impulsaría a ser mejores maestros. Se hacen necesarios incentivos y mecanismos para mejorar el desempeño profesional. La evaluación docente, también, eleva la calidad de la enseñanza. Estimular o penalizar por los resultados, eleva la calidad de la educación. Son mecanismos de evaluación que debiéramos aplicar para contribuir a multiplicar el 4% con resultados cuantitativos y cualitativos.

Caminaremos, cada vez más, hacia la civilización. La diferencia entre civilización y barbarie está exactamente en dos elementos fundamentales, según el antropólogo estadounidense Lewis Morgan, en una economía desarrollada basada en el progreso tecnológico, que permite una la amplitud de acceso a una infraestructura y servicios  cualificadores de la existencia humana, y a una educación y cultura propia, desarrollada con criterios de calidad y de excelencia. Tenemos que buscar soluciones propias a problemas propios. Aprovechar más el potencial de profesionales de nuestro país, en función de mejorar la educación dominicana, también, debiera ser una premisa para el desarrollo de nuestro país. Caminaremos con pies propios, desbrozando el camino con el amor patrio, el empeño por una mejor sociedad y los sueños,  como guías.