Santo Domingo, República Dominicana.-Es una lástima que quienes dicen que el mantenimiento en el Poder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD),  si es que el pueblo le da el voto en las elecciones del 20 de mayo venidero,   llevaría al país a  "una dictadura constitucional".

Jamás creí que una dictadura podía ser "constitucional", sobre todo si la misma garantiza las libertades públicas en sentido general, aunque haya violaciones como las que se producen en países como Estados Unidos,  Europa, Oriente Medio y Asia. No como la de Trujillo, que se amparaba en la Constitución, que garantizaba todos los derechos de los ciudadanos, pero que eran violados sistemáticamente con prisiones, cárceles de torturas, humillaciones y exilios  para los disidentes.

Siempre me gusta apelar al "mataburros" para fundamentarme en algunas cosas que escribo. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) define la dictadura como:

1. f. Dignidad y cargo de dictador.

2. f. Tiempo que dura.

3. f. Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país.

4. f. Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente.

5. f. País con esta forma de gobierno.

En primer lugar, creo que Leonel Fernández no es un dictador, aunque tenga los suficientes mecanismos a su alcance para serlo. Ese ciudadano que hoy ejerce la Presidencia de la República, ha demostrado todo lo contrario a un dictador: acepta que lo insulten en la prensa, en las redes sociales y en la radio, donde lo menos que le dicen es ladrón y otros calificativos que muy pocos se atreverían a emplear si otro fuera el Presidente.

El problema de este chico Leonel, como diría un español, es que es demasiado consecuente con sus amigos, entre ellos los que son señalados—con pruebas—como corruptos. Balaguer decía que la corrupción se detenía ante la puerta de su despacho, tras  admitir que en su Gobierno habían surgido unos 300 millonarios. Sin embargo, nunca sometió a alguno de sus colaboradores por corrupción, por aquello de "la ración del boa", es decir la permisibilidad para que sus amigos robaran y le dejaran gobernar. En eso, el profesor Leonel Fernández parece imitarlo, quizás pensando en que de otro modo no podría gobernar, dada la ambición del dominicano por el dinero rápidamente adquirido.

En cuanto al "tiempo que dura", Leonel Fernández cumple con lo que establece la Constitución, al ceder el paso a su compañero a regañadientes Danilo Medina. Un dictador habría hecho todo lo posible, a sangre y fuego, para mantenerse en el Poder. Los críticos dicen que Medina sería "un Presidente títere", algo que no creo en absoluto. Medina, a quien no conozco, me luce que es un tipo sumamente astuto, y aunque no tenga el carisma de Leonel, si llega a la Presidencia, trataría de hacer muchas cosas contrarias a lo hecho por el jugador de baloncesto de Villa Juana, simplemente para llevarle la contraria.

En la etapa actual de la campaña, el Presidente Fernández actúa como si fuera el candidato del PLD, pues en realidad su mira está puesta en el 2016, cuando Danilo Medina podría reelegirse, pues la Constitución no se lo impide si llega al Poder, especialmente si hace un Gobierno como el que ha prometido. Pero, ¿y si por mano del Diablo, como dice el pueblo, gana Hipólito Mejía, y hace un buen Gobierno como el que dice hará, con quién competiría? ¿Con Medina con un buen Gobierno realizado o con Leonel que tiene una obra hecha, innegable a la vista de todos?

Creo que, al echarse la paloma, como dicen en los campos, Leonel Fernández aparecerá en la recta final junto a Danilo Medina y doña Margarita Cedeño de Fernández, para apuntalar la candidatura de quien antes le adversó. ¿Es eso propio de un dictador? No juegues, Magino, como decía Juan Bosch.

Hay otro punto que me lleva a sonreír burlonamente, y es el reclamo de que los que aspiren a cargos electivos tomen una licencia con motivo de la campaña electoral, dardo específicamente dirigido a la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, la esposa del Presidente. A ella es que hay que dirigir los dardos, porque su popularidad es la que afianza la candidatura de Medina.

La pregunta es ¿y qué? El hecho de se tome una licencia, no quiere decir que el candidato a un cargo electivo deje de tener la influencia que tiene. Balaguer tomó una licencia en 1970, dejando la Presidencia en manos del gran jurista Manuel Ramón Ruiz Oleaga, presidente entonces de la Suprema Corte de Justicia, desde 16 de abril hasta el 22 de mayo de 1970. Ruiz Oleaga  ocupó transitoriamente la Presidencia de la República, en el período electoral, en virtud del artículo 58 de la Constitución, por haber entrado en licencia tanto el Presidente como el Vicepresidente en ocasión de las actividades políticas que realizaran en dicho período electoral.

¿Mandaba, en realidad, Ruiz Oleaga? No, mandaba Balaguer, lo que significa que tomar una licencia no necesariamente conlleva a abandonar el Poder de que se disfruta, ni dejar de firmar cheques, ni olvidarse de utilizar otros recursos del Estado para promoverse.

En resumen, lo de "dictadura constitucional" me parece una expresión retórica, que estoy seguro quienes la usan no la emplearían si otros fueran quienes tuvieran en sus manos las riendas del Estado.