Mientras en Davos los debates de los dirigentes mundiales giraron alrededor de los graves problemas de los migrantes sirios, del terrorismo y de la caída del crecimiento chino y de los demás países emergentes considerando estos fenómenos como una especie de espada de Damocles colocada encima de las cabezas de las economías de la aldea global, uno se queda perplejo ante el anuncio del Consejo Dominicano de la Unidad Evangélica (CODUE). Los pastores evangélicos incursionarán en política fomentando el voto de  castigo en contra de los candidatos a puestos electivos que han tomado posiciones a favor del aborto y de la no discriminación a las personas homosexuales, así como contra quienes ellos consideren antipatriotas.

El CODUE ha declarado que los pastores leerán durante los oficios religiosos la lista de los enemigos de la familia y de la patria, es decir, los que son “pro aborto, pro gay y en contra de la soberanía”.  Es una curiosa forma de querer incidir en la política y de analizar las virtudes que debe tener un candidato a un puesto electivo en la República Dominicana de hoy.

Muchos representantes de distintas confesiones evangélicas han externado su queja en torno a la discriminación de que serían objeto en la sociedad dominicana. Llama la atención cómo un sector que se considera discriminado puede favorecer a su vez el mismo tipo de práctica. De manera particular, veo la elaboración de listas negras que pueden dar lugar a una cacería de brujas como una actuación reprochable dentro del marco de una sociedad democrática. El inicio de dicha cacería no favorecería en nada a la República Dominicana de hoy que vive momentos de violencia, dudas, sinsabores y confusión ideologica. Por el contrario, reforzaría estos elementos negativos.

¿Qué pasaría si en esta misma línea de comportamiento se levantaran voces exigiendo a los líderes espirituales leer en sus sermones listas de políticos corruptos, policías asesinos, narcotraficantes y pastores pedófilos? Si esa recopilación fuera bien hecha sería seguramente más larga que la de las personas que en este país levantan sus voces en defensa de los derechos humanos.

Los sectores más conservadores de las iglesias y de la sociedad, al negar el derecho a la igualdad de las personas homosexuales llegan al punto de pretender negar su existencia en los manuales de educacion sexual; de allí el oprobio de estos sectores al manual de Educación Sexual editado por Profamilia. Sin embargo, es con una educacion integral que incluya la educacion sexual científica que se  puede luchar contra la discriminacion y el bullying en contra no solo de los niños sino de todos los adultos homosexuales y transexuales.

Con relación a quienes proclaman la defensa ciega de la vida del feto desde su concepción condenando a muerte a madres afectadas por enfermedades graves, considero que asumen una posición arcaica y machista que no es compatible con una sociedad de derechos y donde se habla de implementar la salud preventiva. Este enfoque en contra del aborto está más que nunca sobre el tapete en Brasil donde se estima en varios miles los bebés nacidos con microcefalia a causa del zika.

Así, resulta un tanto contradictorio que la ministra de Salud pida a las mujeres no quedar embarazadas en un país donde la salud sexual y reproductiva está todavía en el limbo para amplios sectores de la población. Este es un capítulo reservado a las mujeres más favorecidas de la sociedad y a las mujeres con mayor grado de educación que se pueden planificar más fácil y cómodamente. El reclamo de la ministra es un imposible para la mayoría de las niñas y mujeres de nuestros sectores urbanos y rurales marginados que se embarazan con altos riesgos de contraer enfermedades y no haceen chequeos durante el embarazo por no tener ningún conocimiento sobre sus cuerpos y la sexualidad y a causa de las tremendas deficiencias del sistema de salud pública.

Por otro lado, si bien resulta alentador que un importante sector de la Iglesia Católica se aleje de las posiciones extremistas de algunos de sus más relevantes prelados las confusiones que genera el bando conservador con relación al tema migratorio tiene importantes y negativas repercusiones.

No dudan estos sectores en crear una fractura entre buenos y malos dominicanos; patriotas y antipatriotas; nacionalistas y antinacionalistas; verdaderos dominicanos y prohaitianos y a confundir mezclando desnacionalización, migración, regularización y soberanía.

Interpela sobremanera que cuando hay problemas tan graves a nivel mundial parcelas eclesiales lancen mensajes contrarios a la justicia social, la igualdad, la solidaridad y la dignidad humana.