Como el asunto de los sobornos y cogiocas continúe al ritmo actual y no lo frene alguien con pantalones o faldas bien puests, pero que muy puesto, vamos a proponer el cambio del preciosos nombre de República Dominicana por el de Sobornia y Gomarra, inspirado en las ciudades bíblicas en Sodoma y Gomorra, aquellas que desaparecieron como castigo divino por sus tantos y malos pecados y excesos. La llamaremos Soborna, porque aquí el soborno por esto, si es grande, o por aquello, si pequeño, se ha instaurado como moneda corriente muy codiciada y con más valor que el dólar gringo, el euro, o la libra inglesa, y es un instrumento de trueque económico ideal, y hasta milagroso, para obtener contratos perjudiciales para el Estado, que al final salen de los bolsillos de los idiotas ciudadanos, construir obras inútiles o inmensamente sobrevaluadas, que también las pagan esos idiotas ciudadanos, o permisos impermisibles de todas clases posibles que dejen buenos réditos ilegales, y que también son a costa de los mismos idiotas ciudadanos quien acaban pagando.
Tal vez los sobornos de gran magnitud tipo Tucanos, o los Oderbrecht y tantos otros casos similares, por sus altas cantidades implicadas son los que nos escandalizan y a la vez nos fascinan, dan envidia, deslumbran nuestros entendimientos, y hasta nos ciegan, y es por ello que no vemos otros robos menores que son, a la corta o la larga, corrupciones infinitamente mayores pues se producen de manera constante, días tras día, noche tras noche, año tras año. Un simple ejemplo aclara un poco más lo afirmado.
El tanque de gas de 100 libras viene por lo general, salvo asombrosas excepciones, con ochenta y cinco o noventa libras, pero el cliente, que de alguna manera lo sabe, no puede comprobarlo porque no tiene balanzas adecuadas para esos fines, ni se va a trasladar de un sitio para otro con el tanque a cuestas, paga el robo del 10% ó 15% de la mercancía tan campante. Muchos inspectores de pesas y medidas lo saben, y las instituciones oficiales de las que dependen también lo conocen. ¿Los ciudadanos idiotas podemos ser más idiotas? Sólo si nos entrenamos a fondo, y en esos asuntos de asumir y no denunciar no somos corredores amateurs, sino maratonistas profesionales.
El nombre de Gomarra vendría dado por aquello de la ¨goma¨ que se usaba ¿o se usa aún? en el ámbito castrense para denominar las cogiocas repartidas, dado que las corrupciones, al menos las medianas o las grandes, es raro que las cometa y se beneficie una sola persona. Ya hemos visto muchas veces que en los grandes robos o desfalcos que se descubiertos o denunciados, hay numerosos implicados, si bien no aparecen en los medios de comunicación y permanecen como espíritus invisibles tras las bambalinas.
¿Qué símbolos tendría la bandera de Soborna y Gomarra, se abre un concurso público a ver quién es más original. Yo propongo una figura egipcia de cuando los faraones, con una mano arriba extendida, recibiendo, y la otra mano abajo, dando. No es lo más creativo, pero si es lo más real y representativo, a nivel local y, sobre todo, internacional.