A la memoria de Víctor Manuel Martínez, partido a destiempo por fallas del sistema de salud

Todo parece indicar que en la República Dominicana las ciudadanas y ciudadanos se han adaptado “demasiado” a la muy  baja calidad de los servicios de salud. Y las señales de alarma por extremas que sean, más que verse como reales emergencias o expresiones de un sistema de salud en profunda crisis, se consideran urgencias o hechos coyunturales que una vez atendidos se asume que se  retorna a la “normalidad”. Mas no es así, la realidad es que a diario mueren personas por fallas elementales en las atenciones de salud, generalmente evitables.

Dos hechos de un pasado no muy lejano no pueden ser olvidados.  Al mediodía del  2 de mayo del 2013 el Presidente de la República visita de forma inesperada el hospital traumatológico Darío Contreras y ante el desastre de los servicios y escenas dantescas de los internados allí, exclama: “¡Yo no sé cómo es que aquí no se muere más gente!” El otro hecho, desgarrador por demás, ocurre entre el viernes 3 y el domingo 5 de octubre de 2014, cuando mueren 11 niños en el hospital Robert Read Cabral, por causas prevenibles de acuerdo al informe de una comisión oficial  designada al efecto.

A partir de entonces se han tomado iniciativas  para mejorar sustancialmente  la infraestructura física y el equipamiento de los hospitales; pero temas cruciales que pueden significar la gran diferencia, no encuentran aún las respuestas apropiadas de los órganos y autoridades responsables. Refiramos cuatro de ellos: 1- ) Entrada en vigencia del Primer Nivel de Atención, 2- ) Plena libertad de elección para los afiliados al Régimen Subsidiado, 3- ) Cambiar el  financiamiento de los centros públicos de salud, mediante una efectiva separación de funciones del Ministerio, y 4- ) Incrementar la  cápita correspondiente al Régimen Subsidiado  que es menos de la cuarta parte del Régimen  Contributivo y  que introduce la mayor inequidad en el sistema de salud.

Con esas cuatro líneas de acción, el sistema de salud  podría iniciar una nueva etapa, que junto a muy efectivos mecanismos de supervisión y auditoría de los servicios de salud -no hay dudas- se superaría su  actual estado de emergencia, situación que provoca  tantas muertes evitables que ocurren frecuentemente.

Compárense los indicadores de salud para la República Dominicana que presenta la Organización Mundial de Salud-OMS- con respecto a otros países y será otra vía de confirmar que aunque luzca “normal”  el sistema de salud está en real estado de emergencia.