Singapur surgió como república teniendo a la educación como elemento esencial de su desarrollo pues el recurso básico con que contaba era su población. La fundación de esa nación  fue  obra de una tríada patricia encabezada por Lee Kuan Yew, acompañado por Goh Kenh Swee arquitecto y ejecutor del modelo económico desde 1959 hasta su retiro en 1984, y por S. Rajaratnam Ministro de Relaciones Exteriores desde la independencia de 1965. En esas funciones diseñó y aplicó la doctrina de las relaciones internacionales de Singapur. Los tres encarnaban en sí mismos los altos valores de la educación. Lee Kuan Yew se graduó en la Escuela de Derecho de Cambridge y Goh Kenh Swee se tituló en la London School of Economics. Por su parte, S. Rajaratnam, filósofo e ideólogo del Partido Acción Popular estudió en la Escuela de Leyes del King’s College de Londres. Durante la Segunda Guerra su padre no podía transferirle su manutención y se dedicó al periodismo, la literatura y la política. El reputado George Orwell lo contrató para escribir reportes para la BBC.

Lee Kwan Yew en su libro “Del Tercer al Primer Mundo” manifiesta que desde el principio pensó en educar a los niños y jóvenes de Singapur para que algún día fueran parte del Primer Mundo. Para ello encomendó  a los maestros la sagrada tarea de forjar en las aulas el futuro de la nación y estableció un sistema para que se convirtieran en maestros únicamente personas bien dotadas. Así dentro de todos los alumnos que ingresan a las universidades sólo los mejores y más brillantes son admitidos en la carrera de Educación. Los docentes reciben altos salarios y contraen un compromiso moral y ético con la sociedad para propiciar que cada niño desarrolle el máximo de su potencial. Lee Kuan Yew reconoció que los dos ámbitos  formadores de los niños son el hogar y la escuela. Como el gobierno no podía incidir fuertemente en las pautas de comportamiento en las casas, se hicieron esfuerzos extraordinarios para que las escuelas compensaran las deficiencias que pudiesen prevalecer en los hogares.

Como estrategia la educación siempre fue delante del modelo económico. En los inicios el desempleo se resolvió con actividades de bajo salario y poca productividad. Para no sobre poblar el territorio con masas de trabajadores migrantes se optó por implementar un modelo con recursos humanos especializados, entrenados y educados. Dentro de múltiples problemas también fue necesario afrontar el tema idiomático, ya que los pobladores hablaban 33 lenguajes y dialectos por lo cual se decretaron 4 “Idiomas Oficiales”: Chino, Malayo, Tamil e inglés. A cada alumno se le educaba  en su “Lengua Materna” y en Inglés. Aun antes del inicio de las reformas económicas de China, Singapur dedicó esfuerzos para enseñar Mandarín, excluyendo los múltiples dialectos chinos, pero la prioridad fue el Inglés. Oficialmente se insistió en que no podían ser una economía del primer mundo, o ser globales, con “Singlish”, la forma vernácula de hablar Inglés en Singapur, que incorpora léxicos del Malayo y de dialectos del Chino, estructuras gramaticales del Inglés, con una entonación especial. El gobierno le divulgó a la población que un “Inglés pobre” daba una mala impresión sobre ellos y los hacía parecer menos inteligentes. Cuando ya se había creado una nación que dominaba el “Inglés Standard” Lee Kwan Yew expresó: “Si no hubiésemos elegido el Inglés, nos hubiéramos quedado atrás. Somos el único país de la región que usa el Inglés como el “lenguaje de trabajo” … “Eso les ha dado a nuestros jóvenes una fuerte ventaja de crecer en una sociedad multicultural, multilingüe donde todos hablan el lenguaje internacional de comercio e intercambio, el Inglés, y también sus lenguas maternas, chino, malayo, tamil y otras, como segundas lenguas”. Sin un pleno dominio del Inglés no se hubiera establecido  esa icónica economía de servicios, con uno de los tres centros financieros más importantes a nivel mundial.

Los hispanoamericanos, con justa razón, valoramos nuestra lengua materna. Balaguer pronunció apologías de la asociación entre lengua y cultura en las dos Primeras Cumbres Iberoamericanas. Neruda escribió  en “Confieso que he vivido” : “Pero a los bárbaros se les caían de la tierra de las barbas,  de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”. En Singapur, no había una nación sino una población de inmigrantes originarios de China, Malasia y la India quienes estaban incomunicados entre sí porque cada etnia solo hablaba Chino, Malayo o Tamil. En lugar de desnaturalizarlos, el Inglés  los cohesionó como nación permitiéndoles comunicarse con un lenguaje común, “lingua franca” que reforzó la identidad local y que los vinculó con la economía global, como protagonistas estelares. También en eso podríamos emular a Singapur, reforzando nuestra Lengua Materna y que los niños y jóvenes dominicanos alcancen en las aulas pleno dominio del Inglés, idioma universal, como “Segunda Lengua Obligatoria”. Singapur ocupa primeros lugares en ciencias y matemáticas. También en lectura. Sus universidades descuellan en términos técnicos y científicos.