La figura de la reelección en este país forma parte de su cultura política, siendo a la vez, una de las prácticas causantes de mayores confrontaciones y divisiones en los partidos políticos, significando una marca indeleble de la democracia dominicana desde el nacimiento de la república, siendo Santana y Báez los mejores ejemplos.    

El año 1907 registra la reforma a la constitución de Mon Cáceres, en la cual aumentó a seis años el periodo presidencial para repostularse con dicha extensión. Aún lograda,  trajo consigo entre otras cosas, grandes malestares internos entre de diversas corrientes del momento, aparte del truncamiento de las aspiraciones de Horacio Vásquez, se le sumó la reacción de los parciales del presidente, por la designación de Federico Velásquez, antiguo Horacista, al punto de desencadenar la jugarreta de su muerte en 1911.

Desde el año 1930, con la asunción al poder de Rafael Leonidas Trujillo, la reelección se convirtió en una práctica consuetudinaria, llegando a entronizarse como síndrome cultural del vuelve y vuelve. Siendo Balaguer uno de sus artífices  al montarla cada vez que quiso, no obstante fue causante de mucha estela de división  y confrontación, dentro de las que citamos, los casos de Augusto Lora, Álvarez Bogart, etc.

Don Antonio no la montó, pero, la coqueteó, y ni pudo anunciarla, ya que estaba a soga corta con las aspiraciones de Jacobo Majluta por un lado, que tenía el moño del relevo hecho, y de la otra parte, la acechanza del discurso anti reeleccionista del Dr. Peña Gómez, pero mayormente, el antagonismo con el Dr. Jorge Blanco, que incluso venció la llamada unidad de acero entre Jacobo y Don Antonio.

Para las elecciones del  2004, Hipólito, montó la reelección a horca y cuchillo. Incluso impuso la modificación de la Constitución, no obstante, aparte de la situación económica imperante, se encontró de frente con Hatuey de camps, que sumado a las aspiraciones de Peña Gómez, provocó que esta sucumbiera, dejando como secuela el sepulcro político del PRD, liberando el camino a Leonel Fernández para su repostulacion del 2008.

En ese momento, la rebatiña se muda al PLD, manifestándose claramente con la dimisión de Danilo Medina del gobierno, quien quiso aprovechar que las mediciones daban cuenta que el PLD ganaba con cualquiera,  lo cual propició la gran concupiscencia política en dicho partido, y aunque el Dr. Leonel repite con su reelección, dejó la ¨unidad ¨ muy lacerada, dando paso a la formación de las dos corrientes intrapartidarias que actualmente se debaten el control del poder. 

En las convenciones internas del PLD celebradas en el 2007, Leonel derrota a Danilo, quien acuño su famosa frase ¨me venció el estado, generándose una crisis interna tan aguda, que el  rumor público decía  que Danilo Medina no votaría por Leonel Fernández, obligando al primero a mostrar su boleta marcada antes de echarla a la urna.

Para las elecciones del 2012, la reelección de Fernández estaba engrasada. Basta recordar el acto del palacio de los deportes, donde se hizo exhibición de dos millones 200 mil firmas para su reelección. Moralmente, no pudo proclamarla, ya que su propia constitución del 2010, la prohibía, dando entonces paso a Danilo Medina, quien ganó dichas elecciones.

Al llegar las elecciones del 2016, se crea una disyuntiva con su reelección, que siendo el presidente mejor valorado de América, tenía el escollo del artículo 124 de la constitución que se lo ¨impedía¨.

Pero, lo peor, era que no disponía de escaños suficientes para modificar el artículo que se lo ¨prohibía¨. Los números no le daban para reunir la dos terceras partes (2/3) del hemiciclo, más que de frente tenía las aspiraciones del Dr. Leonel Fernández, quien sabiendo de la división de la oposición, desbordó sus aspiraciones, atizando más su oposición a la reelección.

Con el control de los 32 senadores del PLD, parecería fácil montarla, no obstante, la parte critica era la correlación de fuerza de la Cámara de Diputados. Veamos:

Analizando los números de la tabla anterior, Danilo tenía un nudo con eslinga de acero para la reelección, sin embargo al lograr la alianza con Miguel Vargas, forzó a Leonel Fernández a montarse en el tren de la reelección, sin embargo, para la reelección del 2020, podría ser diferente, siendo muy  probable que Leonel, sabiendo que la correlación de fuerza en el congreso no es la misma que en el 2016, enfrente la reelección con más determinación,  pudiéndose desprender que si el  PLD no maneja el arte de la conveniencia de quedarse en el poder, podría arroparle la peor crisis interna desde su fundación, perdiendo incluso el poder.