En principio, que dos especies tan diferentes los tucanos de Brasil, entes voladores de de carne y hueso, y los tucanos, entes voladores de de hierro y acero, no debieran tener ninguna similitud, salvo el nombre que es casi el mismo. Pero si lo analizamos detenidamente, vemos que aparecen muchas y sorprendentes semejanzas.
Por ejemplo, los tucanes de las selvas de Brasil son aves muy atractivas que, por su hermosura, a mucha gente les gustaría hacer mil y una diligencias y sacar permisos para poder tenerlos en sus casas, y los tucanos, ahora ya dominicanos, son uno pájaros mecánicos que a mucha gente de aquí, sobre todo funcionarios y militares, les atraen tambi’en por su hermosura, y han hecho las mil y una diligencias en Brasil y en los Estados Unidos, hasta que consiguieron tenerlos en casa.
Los tucanes son aves que se caracterizan por poseer un pico muy largo y grueso, que les sirve para partir frutos duros y poder comerlos, y a los tucanos de aquí les salieron unos picos muy largos que les sirvieron para partir duras comisiones y dar de comer a dichos funcionarios y militares.
Los tucanes de Brasil no vuelan muy alto, pero lo suficiente para vigilar a sus depredadores y poder protegerse y camuflar sus plumas en cualquier árbol, y los tucanos dominicanos tampoco vuelan muy alto, pero lo suficiente para que unos depredadores del erario público pudieran camuflarse con sus chanchullos en el árbol de la impunidad durante varios años, hasta que se les vieron las plumas de la corrupción por los medios internacionales.
Los tucanes son aves delicadas que al cambiar su hábitat salvaje por el cautiverio de las jaulas, requieren muchos cuidados, y por lo escasos, sus precios de venta son muy elevados. Los tucanos dominicanos, como todas las naves aéreas, también son delicadas, requieren de muchos cuidados periódicos y los precios de venta han sido enormemente elevados por las grandes sobrevaluaciones de cientos de millones de pesos en sus precios de origen, en las infaltables comisiones repartidas en forma de boronas y por el abultamiento vergonzosos de los seguros.
Los tucanes brasileños solo sirven como exóticos adornos en casas u oficinas lujosas, pues no tiene ningún otro aprovechamiento como carne, graciosos cantos o hablan igual que cotorras, y los tucanos dominicanos, al decir de muchos expertos en la materia, son más para presumir de medidas allantosas contra el narcotráfico, que efectivos a la hora de medir sus resultados versus sus costos.
Los tucanes de Brasil son aves que dejan gtanes beneficios a muchos desaprensivos que los capturan, y a los delincuentes que trafican y comercian ilegalmente con ellos, y que raramente caen presos, y los tucanos dominicanos, en un comercio legalmente ilegal, dejan asimismo pingues beneficios a los desaprensivos que los adquieren, y también raramente, muy, muy, raramente, acaban en la cárcel.
No obstante, todas las similitudes expuestas, hay una diferencia muy significativa que no podemos pasar por alto. Los tucanes de Brasil son aves pacíficas e inofensivas, que comen frutos y bayas para sobrevivir en su ambiente natural y los tucanos dominicanos han resultado ser unas aves de rapiña oficiales, bien peligrosas, que comen pesos, dólares y euros en preferentemente en estado corruptivo, y depredan todo lo que está a al alcance de su ambiente económico natural.
Tucanes y tucanos, como palabras, tienen una gran similitud, apenas una letra ’e ’ y en cuanto a conceptos ornitológicos con respecto a los de soborno y corrupción, lo hemos visto, ni siquiera difieren de esa débil vocal.