No es posible hablar sobre la simbología en la literatura del Sur, sin resaltar la huella extensa e imborrable de una narrativa esquiva, populachera y montaraz, como la de Arístides Sócrates Henríquez Nolasco (Sócrates Nolasco-1884-1980), quien nació en la antigua Villa de Petit-Trou, hoy Enriquillo, Provincia Barahona.
Es imperdonable omitir la narrativa de interminables voces, imbuida en la oralidad pueblerina que está presente en "Cuentos del Sur" (1939) o en "Cuentos Cimarrones" ( 1958 ), donde la comarca, duendes o fantasmas circundan su discurso narrativo. Cómo dejar de referirnos a "El Diablo Ronda en los Guayacanes" (1967). Eso sería una imperdonable herejía de mi parte, el presentarlo aquí como una latente imagen simbólica que nos traza rutas, para configurar los cánones de la simbología en la literatura del Sur de nuestro país.
Sócrates Nolasco, es el narrador que se adueñó de las acentos y asombros de los cuenta cuentos de camino, que nos robaron la mirada y el resuello y los asombros, en aquellos patios de penumbras de nuestra infancia. Esta es la narrativa del folclore que recorre nuestros recuerdos, desparramando "vacases", "buquises", fantasmas y ciguapas, por toda la comarca de brujas y chamanes borrachos de velas, "tafiá," agua bendita y santerías que nos es propia, aunque nos tapemos o nos dejemos tapar los ojos, cuando estamos frente a ellas. Ahí reside nuestro imaginario…mirémonos en él y hagamos nuestro su macromundo de ritmicidad discursiva, estética y metafórica..
La narrativa de Sócrates Nolasco está
Es desde esa perspectiva que la más completa antología
En esa muestra creativa de autores del Sur, recogida en "Flor de Catus" y recurriendo a otras antologías de autores
Esta última idea sobre simbología e industrias culturales, la consolidé, después de leer un importante artículo de mi amigo, el jurisconsulto y especialista en turismo cultural, derecho constitucional y derecho de autor, el Dr. David La Hoz (Ver periódico " diariodigital.do.com" , de fecha 21/10/18/.
El hecho de que un narrador o poeta haya nacido en el Sur, no necesariamente, por eso, sus producciones pueden ser catalogadas como "literatura del Sur". No es suficiente nacer aquí, sino representar, respirar, transpirar e incorporar su cosmogonía, su universo mágico y su paisaje y su naturaleza de guayacán, ébano y yerbaluisa, e integrarlos a nuestras creencias populares.
Recojamos nuestras sombras y construyamos los caminos que nos aproximan al universo simbólico que se arremolina en la llanura quebradiza y en las empinadas lomas de nuestro Sur, para integrarlos a la enunciación sin límites, ni fronteras de nuestra lengua y de nuestro pensar y de nuestro saber.
Sólo así, aquella frase ramplona y hueca de que "la hora del Sur ha llegado", deja de seguir siendo una tísica quimera. "La hora de cualquier región de nuestro
Estamos en la ruta precisa para despertar del olvido y del silencio. Así…trillando estos caminos de sueños y filosofares, es que podemos destaponar la sordera imprecisa de los tecnócratas estatales y atiborrarlos de nuestras falencias materiales, convertidas en puños,
Esa es la apuesta que les propongo y me propongo, cuando me sitúo en el necesario viacrucis de asumir el recoger de nuestros pajonales las vocales, las consonantes, los ritmos, las metáforas y las simbologías que aún lucen amanecidas y llenas de recuerdos…para que construyamos nuestras voces, desde el pentagrama espacial,