Como de costumbre, el Banco Central (BC) sorprende a la población con el cálculo de una tasa de crecimiento del producto interior bruto de 13.3%, considerando el período enero-agosto del 2021 respecto del mismo período del 2020, el cual fue afectado severamente por los efectos recesivos de las medidas sanitarias encaminadas a controlar la pandemia. Este cálculo es que se utiliza en tiempos normales; no obstante, en este caso es claramente es interesado.

Los lectores recordarán que la economía se contrajo en 6.7% en el 2020 de acuerdo con las cifras del BC. De manera, que la comparación del índice de volumen del PIB del período enero-agosto del 2021 con la correspondiente del 2020 resultaría en una tasa de crecimiento particularmente elevada. Aunque el informe del BC pretende orientar a la opinión pública, los dominicanos experimentan un aumento de la inflación en lugar de una reducción de los precios provocados por la hinchada expansión del producto.

Si el BC, en lugar de considerar el índice de volumen del PIB del año 2020, hubiese considerado el índice de volumen del producto del año 2019, que en efecto fue un año normal para la economía dominicana y cuyo crecimiento se mantuvo cercano a su tendencia de largo plazo, la cifra del crecimiento hubiese sido significativamente menor a la propuesta por el BC para este período. En este caso, la tasa de crecimiento del PIB sería de 3.6% para enero-agosto del 2021 respecto del mismo período del 2019. Aunque la tasa de crecimiento del producto calculada por el BC proviene de una metodología técnicamente correcta, desde la perspectiva de proveer información que sirva para tomar decisiones en los mercados, esa información sirve de poco.

Existen otras variables macroeconómicas que apuntan en la dirección de que el crecimiento fue relativamente alto, aunque modesto en su dimensión. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las contribuciones al crecimiento económico del consumo (que representa el 80% del PIB), la inversión y las exportaciones netas exhiben aportes al crecimiento económico relativamente modestos para el 2021. El Artículo IV del FMI para la República Dominicana correspondiente al 2020, señala que la contribución estimada del consumo para 2021 es de 1.3%, cuando su contribución en el 2019 fue de 3.7%. Además, la contribución de las exportaciones netas es -0.4%.

El impacto de la inversión que proyecta el FMI luce elevada, por el hecho de que la inversión del gobierno se ha reducido sustancialmente durante el 2021. Por lo que se espera que su contribución al crecimiento económico sea menor a la estimada por este organismo internacional. En este sentido, cabe decir que el gobierno tiene compromisos de inversión (gastos por realizar) equivalentes a un tercio del gasto del gobierno central (GC), pero lo invertido es aproximadamente del 5% del gasto total del GC. Este hecho, tal vez implique revisar la proyección de crecimiento del FMI de 5.5% de la economía dominicana para este año.

Otros indicadores macroeconómicos sugieren que la tasa de crecimiento de la economía dominicana para el 2021 no sería de la magnitud que señala el BC. Por ejemplo, para el segundo trimestre del 2021, los mercados formal e informal registraron 170,192 y 70,646 desempleados, respectivamente, según la Encuesta Continua de Fuerza de Trabajo (ECFT) que publica el BC, lo que equivale a una tasa de desempleo de 5.5%. Lo que indica que a pesar de la elevada tasa de crecimiento, las empresas no son capaces de absorber los desempleados.

Por otro lado, el FMI proyecta que la brecha entre el producto corriente y el producto potencial sería entre 0.17% y -1.0%, lo que indica que el crecimiento económico estaría por debajo de su tendencia de largo plazo, la cual podría variar según las estimaciones del propio BC entre 5.67% y 6.5% (Ramírez, 2012, página 20; Sánchez-Fung, 2015). Esto contrasta con la extraordinaria tasa de crecimiento de 13.3% correspondiente al período enero-agosto que hizo público el BC.

Resulta también bastante extraño que una economía que crezca en esa magnitud exhiba una recaudación tan baja. Esto pudiera deberse a que actualmente existe mayor evasión fiscal o que la expansión sectorial del producto sólo tenga lugar en aquellos sectores que son beneficiados con exenciones fiscales. Como puede notarse, la evasión fiscal del impuesto sobre la renta de las firmas y de las personas físicas, así como el ITBIS es significativa según la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). El efecto resultante es que el gobierno tiene menos ingresos que a la par con el mantenimiento del nivel del gasto, produce un mayor déficit fiscal y un mayor endeudamiento público. Por tanto, habría que esperar efectos adversos sobre el crecimiento económico, aspectos que el BC no incorpora el informe de desempeño de la economía dominicana.

Igualmente, el financiamiento del déficit fiscal con deuda pública cara, según algunos autores, tiene efectos negativos sobre el crecimiento económico, pero esto tampoco parece incidir en el crecimiento económico dominicano. Con un coeficiente deuda-PIB entre 67% y 90%, se argumenta que existe evidencia estadística de una relación negativa entre la deuda y el crecimiento económico (Reinhart, Rogoff, 2010; Schclarek y Ramón-Ballester, 2005; Checherita-Westphal, 2012). El gobierno dominicano tiene una deuda del sector público de 71.1% del PIB para el 2020 según el FMI y se estima que para el 2021 se reduzca a un 67.9%. La economía dominicana se encuentra en el rango en el que la deuda pública afecta negativamente al crecimiento económico, pero ese efecto no ha ocurrido.

Además, el déficit de la balanza corriente aumentó durante el 2021 para el período enero-junio respecto del mismo período del año 2019. En el 2019, el balance de la cuenta corriente era negativo equivalente a US$290.8 millones y para ese mismo período del 2021 el déficit de la cuenta corriente fue de US$1,039.2 millones. De manera que las remesas de los dominicanos residentes en el exterior y la entrada de capitales a través de la Inversión extranjera directa se dedican a financiar este déficit. Por lo cual sus efectos sobre la demanda interna son reducidos y, por tanto, la expansión de la oferta interna se afectaría adversamente.

El reporte del BC sobre el desempeño de la economía dominicana es incompleto, no tiene las explicaciones necesarias para informar adecuadamente a los productores, consumidores e inversionistas. Esta costumbre debe cambiar a través del fortalecimiento de la independencia del BC del poder ejecutivo y se debe dejar de lado la tradición de reportes llamativos sobre el desempeño económico con débiles evidencias estadísticas que justifiquen sus conclusiones.