El Poder Ejecutivo acaba de depositar en el Senado el 30 de septiembre de 2017 el anteproyecto de Ley de Presupuesto General del Estado para el 2018. Es un Presupuesto expansivo, basado en el mismo modelo que ha ejecutado los gobiernos del PLD desde el 2008. Es muy difícil comprender que los funcionarios del área económica no les de temor, seguir un camino fiscal-deuda, que nos llevará hacia un choque en varios años. Es sorprendente apreciar el grado de la ilusión del poder, o el poder de la ilusión.
Se basa en otro déficit fiscal de 2.2 % del PIB, financiado con endeudamiento, con la enorme proporción de 85 % destinado a gastos corrientes y 15 % a gastos de capital, crecimiento de 5 % del PIB, congelación de salarios, inflación de 4 %, petróleo a US$ 48.6/barril, y deslizamiento de la moneda a RD$ 50.17. Se mantiene la estabilidad macroeconómica a corto plazo.
El total de gastos del Gobierno Central asciende a RD$ 689,886 millones, mientras que el total de ingresos solo alcanza a RD$ 602,887 millones, que resulta en un déficit de RD$ 86,999 (US$1,815 millones), o el 2.2 % del PIB. Para el 2018 los gastos aumentarán en RD$ 65,479 millones, o el 10.5 % sobre los gastos del 2017. No se comprende por qué un aumento tan alto, después de doce años de déficit fiscales. Por eso es un Presupuesto sobre expansivo. Cuando máximo el aumento de gastos debió ser igual que la inflación.
Para financiar el déficit fiscal esperado de RD$ 86,999 millones y aplicaciones financieras para amortizar el principal de RD$ 126,676, (que incluye cuentas por pagar/ deuda flotante) de RD$ 57,917 millones), el Presupuesto contempla un nuevo endeudamiento interno de RD$ 70,000 millones (US$1,447 millones) de valores de Hacienda y US$1,500 millones en los nefastos bonos soberanos. El monto tan alto de las cuentas por pagar a suplidores/contratistas, es otra forma de financiarse el gobierno. Para pagar los intereses de la deuda se asignan RD$ 134,632 millones, o US$ 2,834 millones. Para comparar en el 2004 se pagaron solo RD$ 15,300 millones por intereses.
Con esta nueva emisión de bonos soberanos de US$ 1,500 millones, el total emitido alcanzará la suma de US$ 13,076 millones, comparado con el saldo de bonos soberanos de US$ 2,774 millones que existía al final del 2012. Un vertiginoso aumento de 500 %. A julio de 2017 el total de la deuda pública del Gobierno Central ascendió a US$ 28,859 millones, comparado con US$ 19,463 millones en el 2012, un aumento de US$ 9,396 millones en cinco años, o US$ 1,879 millones por año.
Por su lado, la emisión valores internos de RD$ 70,000 millones, aumentará la deuda interna en valores a RD$ 383,990 millones (US$ 8,084 millones), liquidez que se le ha sacado al sector privado. Igual, la deuda interna ascendía a US$ 6,591 millones a finales del 2012 y ha aumentado hasta los US$ 9,985 millones a julio del 2017. Pero en el Presupuesto se también autoriza a Hacienda emitir RD$ 28,000 millones adicionales, que deben pagarse en el mismo 2018. Esta suma sirve para financiar el gasto, mediante nuevos valores, en contante renovaciones. Le brinda otro respiro financiero al gobierno.
A la deuda pública total de US$ 28,859 millones señalada hay que sumarle la deuda del Banco Central por emisión de Certificados de RD$ 472,833 millones (US$ 9,954 millones) a septiembre de 2017, por un total de US$ 38,813 millones de deuda. Como se puede apreciar, con el agresivo endeudamiento externo e interno se han financiado los déficit fiscales, el crecimiento del PIB y el modelo económico de la última década.
Al examinar el contenido de ingresos y gastos del Presupuesto saltan algunas interrogantes y dudas. Por ejemplo, el total de ingresos proyectados de RD$ 602,887 millones, representa un aumento de 12.2 % sobre el 2017, o RD$ 65,782 millones. La proyección total de ingresos supone que los ingresos por la Dirección de Aduanas aumentarán en 14.5%, los de Impuestos Internos un 11.3 % y por Tesorería un 15.2 %. Estos aumentos parecen optimistas. Son supuestos débiles. Sin embargo, en vez de ahorrar para reducir el déficit, decidieron aumentar el gasto en RD$ 65,479 millones.
Pero el total del gasto es fijo, no una proyección estimada. El total de gastos de RD$ 689,886 millones, de los cuales RD$ 583,551 millones son gastos corrientes y RD$ 106,334 millones son gastos de capital, que incluyen construcciones en proceso por RD$ 25,048 millones y en activos fijos de viviendas, edificios y estructuras RD$ 29,833 millones. Por lo tanto el monto para obras y proyectos de infraestructura es bien bajo, que ambos sumados representa el 40 % del pago de los intereses que se pagarán en el año.
Para el 2018 se establece un gasto en remuneraciones de RD$ 170,875 millones, que es un aumento de RD$ 16,000 millones sobre el 2017, una cifra elevada que aumenta el clientelismo y las nóminas. En el Presupuesto del 2012, las Remuneraciones al Personal ascendieron a RD$ 86,772 millones y los gastos en bienes y servicios RD$ 39,769 millones. Es decir, las nóminas han aumentado en RD$ 84,103 millones en cinco años o, en RD$ 16,820 por año, un notable aumento. La comparación con el año 2004, es más dramática. Para el 2004 las Remuneraciones fueron a RD$ 30,532 millones y ahora son RD$ 170,875 millones y gastos en bienes y servicios fueron RD$ 11,668 millones.
Al examinar las partidas de gastos por ministerios, programas y proyectos, se evidencia un sentido de despilfarro, de gastos duplicados, de creaciones de nuevos organismos y entidades por cada nuevo proyecto que no se definen ni se detallan. Muchos son simples enunciativos, pero con mucho dinero.
La asignación de la Presidencia es de RD$ 61,974 millones, con un aumento de RD$ 8,438 millones, o 15 %. Si se desglosan: RD$ 17,088 millones para el Ministerio Administrativo de la Presidencia, que se ha convertido en un súper ministerio, la suma de RD$ 25,910 millones para el Gabinete Social que dirige la Vicepresidenta, que es una suma extraordinaria, que se gastarán en planes “sociales” cargados de clientelismo, en los programas, Comer es Primero, Subsidio GLP Transporte, Subsidio GLP Hogar, Incentivo a la Educación Superior, Atención al Envenjenciete, Bono Solidaridad, y, finalmente, la oficina (OISOE) con RD$ 17,359 millones (otro Obras Públicas), Contraloría de la República RD$ 1,663 millones y Ministerio de la Presidencia RD$ 4,847 millones.
Todos tienen proyectos que deberían ejecutar los ministerios correspondientes, como Obras Pública, Salud Pública, Educación, de la Mujer, Liga Municipal Dominicana, INVI, Industria y Comercio (bonos GLP), y otros. Por tantas duplicaciones el gasto corriente se ha disparado. Tampoco se rinden cuentas ni se publican auditorias al final de cada proyecto social o de construcción, para que la sociedad conozca sus costos originales y finales. Nada es transparente, se presentan solo informaciones mediáticas.
A modo de simples ejemplos de grandes proyectos para el 2018 de los cuales no se conocen diseños, planos ni presupuestos detallados, podríamos citar: Quisqueya Digna con RD$ 2,000 millones; Ciudad Mujer RD$ 1,140 millones para comenzar (para qué algo aparte si con menos recursos se puede incluir en los servicios de Salud Pública, asistencias del Ministerio de la Mujer y de otras agencias); RD$ 7,000 millones para República Digital, que difícilmente se podrán gastar en un año; RD$ 2,000 millones para la urbanización social de Barrio Domingo Savio al margen del río Ozama, que tampoco se desembolsará en un año; RD$ 2,059 millones para Apoyo al Desarrollo Provincial; RD$ 3,332 millones para administración de Contribuciones Especiales y así numerosos programas que no se conocen detalles ni se debaten en público.
Al final, de todos estos gastos programados queda la realidad, de que el Gobierno teniendo buenos recursos no les alcanzan, debido a la sobre dimensión de gastos duplicados, programas costosos y exceso de empleomanía y remuneraciones. Por eso, el Presupuesto requiere RD$ 70,000 millones endeudamiento interno (US$1,447 millones) de valores de Hacienda y la emisión US$1,500 millones en los nefastos bonos soberanos, que suman ambos US$ 2,947 millones, una cifra respetable.
No se observa en el Presupuesto ninguna economía ni ahorros, ni se incluyen reformas estructurales, como la Fiscal Integral, el Pacto Eléctrico, o el achicamiento y modernización del Estado. Tampoco se aprecia el menor sentido de cambiar de modelo económico de altísima dependencia del endeudamiento público. El Presupuesto es más de lo mismo y sigue un camino de expansión fiscal, sin el dinero para auto financiarlo. Para el gobierno no pasa nada, la situación es manejable. Pero. ¿Hasta cuándo?