La semana pasada me detuve a mirar la entrevista que le hizo Tony Dandrades a Octavio Dotel para Primer Impacto y confieso que sentí miedo, mucho miedo. Como bien saben Dotel fue involucrado como testaferro en la red de César el abusador. ¿Por qué sentí miedo? Según señala el ex jugador de Grandes Ligas estuvo diez días preso y no le hicieron una sola pregunta, no lo interrogaron por nada ni para nada.

Él afirma que el primer día lo sentaron en una oficina y pasó el día sin que nadie hablara con él. Después de eso lo enviaron a prisión donde dormía en el piso y ahí duró diez días sin que nadie lo interrogara ni le dijeran nada.

A todo esto, aún no le han devuelto las pertenencias que se llevaron en el allanamiento que incluye su anillo de Serie Mundial, que por cierto me pregunto ¿también un anillo ganado en un certamen deportivo entra dentro de una investigación por lavado de activo?

Mi miedo es porque, aparentemente, el Ministerio Público no tenía nada de prueba en contra de estas personas y si eso lo hacen con un tipo como Octavio Dotel que puede pagarse un buen abogado ¿qué no será con un juan de los palotes?

Este caso es parecido al de la barbería. A los jóvenes de la barbería los salvó una cámara de vigilancia y a Dotel su dinero, pero en esencia es lo mismo. ¿Qué rumbo es el que está tomando la justicia dominicana? La verdad es que sí, sentí miedo.

Toda esta trama de César el abusador es una jugarreta de mal gusto porque se ha pensado que el abusador es una persona y no es así; no es una persona ni física, ni siquiera es un hombre de carne y hueso.

César el abusador es un sistema, un entramado de corrupción que enluta el país y que toca muchos tentáculos del poder. César el abusador es una serie de instituciones gubernamentales y sociales que se unen para apañar todo un entramado vil y corrupto.

Quizás Cesar es la punta del iceberg, pero él es un sistema. A Cesar el abusador lo encontramos en la Junta Central Electoral que otorga cédulas falsas, en la Dirección General de Pasaportes que entrega más de un documento falso, en el DNI que hasta le otorga carnets de esa institución a figuras como Figueroa Agosto, por ejemplo.

César el abusador es a justicia que vende sentencias o instrumenta mal los expedientes, es la Dirección General de Impuestos Internos que se hacía de la vista gorda ante la evasión visible, es los cuerpos militares y policiales que se dejan sobornar para poder serviles y les realizan llamadas telefónicas cada vez que haya algún operativo para apresarlo. En fin, Cesar el abusador es solo un nombre, la realidad supera la ficción en este caso.