“Ahora bien, si me pronuncié dominicano independiente. Desde el 16 de julio de 1838, cuando los nombres de Patria, Libertad, Honor Nacional se hallaban proscritos como palabras infames, y por ello merecí, en el año de 1843, ser perseguido a muerte por esa fracción haitiana, y por Riviére que la protegía, y a quien engañaron; si después, en el año de 1844 me pronuncié contra el Protectorado francés, decidido por esos facciosos, y cesión a esta Potencia de la Península de Samaná, mereciendo por ello todos los males que sobre mí han llovido; si después de veinte años de ausencia he vuelto espontáneamente a mi Patria a protestar con armas en la mano contra la anexión a España llevada a cabo a despecho del voto nacional por la superchería de ese bando traidor y parricida, no es de esperarse que yo deje de protestar, y conmigo todo buen dominicano, cual protesto y protestaré siempre, no digo tan sólo contra la anexión de mi Patria a los Estados Unidos, sino a cualquiera otra potencia de la tierra, y al mismo tiempo contra cualquier tratado que tienda a cercenar nuestro territorio o cualquier de los derechos del Pueblo Dominicano.” (Juan Pablo Duarte).-

Y aquí estamos, Juan Pablo, a 200 años de tu nacimiento y aún no escarmentamos a los traidores; aún la Patria que comenzaste a construir es un proyecto en desarrollo y aún el odio que les inspiras a las clases opresoras está crudo, descarnado y persiguiéndote.

Te han vilipendiado, ninguneado, execrado, desdibujado, difuminado, apendejeado y, ya en los extremos, han tratado de convertirte en una figura sacrosanta, etérea, carente de gónadas, edulcorada hasta las nauseas y tan anodina que no merecería ocupar el lugar cimero en que te ha colocado tu pueblo.

Y sin embargo, no han podido destruir la fuente de donde emana esa fuerza misteriosa que hace que a la sola mención de tu nombre inflame nuestros sentidos y nos haga persistir en la lucha por la materialización de tus ideales.

Y es que predicaste con el ejemplo, Juan Pablo, la única recompensa a la que aspiraste  -y para ti la mayor-  fue el vernos libres, felices, independientes y tranquilos; nunca doblaste la cerviz ni buscaste traducir tus sacrificios en la obtención u ostentación de poderes inícuos, usualmente usados a contra-pelo del objetivo sublime de construir una Patria grande.

57 presidentes hemos tenido desde 1844 a la fecha, y en esta lista se puede conjugar el summun de la bellaquería y la degradación, pues está compuesta -con muy contadas excepciones-  de traidores, asesinos, ladrones, predestinados, megalómanos, rateros de poca monta, cobardes de verbo florido, hipócritas ensotanados, vendedores de Patria, sicofantas, lamedores de orificios anales, guacanagaríes desvergonzados y apologistas rastreros del clericalismo alienante que históricamente ha combatido tu mensaje.

Una de esas ratas incluso se atrevió a llamarte "Cristo de la libertad", como si fuera posible conciliar, aunque sea mínimamente, ese símbolo del genocidio, el atraso y la sumisión con tus ideales libertarios.

Te han querido borrar de la memoria colectiva. Le pusieron tu nombre a la calle de las putas, mientras designan las principales avenidas con los nombres de héroes foráneos, y la iglesia donde fuiste bautizado es hoy una ruina abyecta, como simbolizando el desprecio que por ti sienten los opresores de tu Patria.

Pero ante los tiranos…¡¡Duarte!!  Ante los invasores…. ¡¡Duarte!!  Ante las indignidades…  ¡¡Duarte!!  Ante el derrotismo…  ¡¡Duarte!!

¡¡¡Duarte imperecedero!!!  Duarte inspiración para combatir las sórdidas dictaduras que han asolado el pasado y el presente del país y aún pretenden escamotear el futuro de la Patria.

Aqui estamos, Juan Pablo, a 200 años de tu nacimiento, conscientes de que tus ideas cobran hoy más actualidad que nunca, porque los métodos de opresión han cambiado pero la iniquidad sigue siendo la misma, los imperios se han consolidado y ahora se llaman MERCADOS, los ejércitos de ocupación han sido substituidos por piratas de trajes caros con formas más asépticas de dominio, pero igual de letales, como son el FMI, el BID y las agencias de calificación.

Aquí estamos, enfrentados a la etapa morada de una dictadura que en los últimos 80 años ha aniquilado más dominicanos que todas las fuerzas extranjeras que han osado hollar el suelo Patrio en el pasado reciente.

Estos modernos santanás, liderados por un mitómano con ínfulas de Mesías, son particularmente viciosos, porque a cambio de dinero han convertido nuestra isla en el retrete donde viene a parar la hez de la humanidad y han llegado al colmo de regalar a modernos filibusteros las riquezas guardadas en las entrañas mismas de nuestra tierra. Y tienen tanto cinismo, que designan a un Cardenal de la misma Iglesia Católica que te excomulgó y persiguió para que presida los actos de "celebración" de tu efeméride.

Pero nunca ascenderán a la altura de tus hombros, donde aún descansa la esperanza de la Patria irredenta, porque son pigmeos inmorales, incapaces de conciliar el sueño, sabedores de que sobre sus cabezas pende la espada de Damocles de la justicia Duartiana.

¡¡¡Y aqui estamos, Juan Pablo!!!  Resistiendo, utilizando nuevas formas de lucha, dispuestos a obedecer tu mandato de hundir la isla si es necesario para conquistar la libertad, porque te sacrificaste para asegurarnos que, aún en los momentos más oscuros de nuestro devenir histórico tu nombre ha sido y será faro de luz que nos garantiza que ¡¡¡¡SIEMPRE HABRá PATRIA!!!!