En todas partes, con algún que otro cambio, los sistemas nacionales de la calidad están integrados por tres contrafuertes imprescindibles, a saber: el Instituto Nacional de Metrología (INM), el Instituto Nacional de Normalización (IN) y la Entidad Nacional de Acreditación.  Dentro del sistema operan también los llamados organismos de evaluación de la conformidad, como son los laboratorios de ensayo y calibración, las empresas acreditadas de certificación y los organismos de inspección o verificación.

Estos componentes de la infraestructura o sistema nacional de la calidad están sujetos a las reglas de juego de una infraestructura mundial, la cual cuenta con organizaciones reconocidas para cada uno de los pilares técnico-institucionales señalados. Así, la función de normalización nacional sigue las normas, guías y directrices de la Organización Internacional de Normalización (ISO), el CODEX Alimentarius y la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC), entre otras organizaciones especializadas. El referente regional de normalización técnica y evaluación de la conformidad es la Comisión Panamericana de Normas Técnicas (COPANT), una asociación civil sin fines de lucro, que funciona con plena autonomía y sin término de duración.

La función nacional de la metrología, en la que debemos distinguir la metrología científica, legal  e industrial, tiene como contrapartes integradas en un solo bloque a la Convención del Metro, que es un tratado diplomático que le da autoridad a la Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM), al Comité Internacional de Pesas y Medidas (CIPM) y a la Oficina (o Buró) Internacional de Pesos y Medidas (BIMP) para actuar en todos los asuntos relacionados con el apoyo a  las garantías de mediciones confiables a nivel mundial, lo cual incluye en primer lugar los patrones de medición trazables y las equivalencias regionales e internacionales entre ellos. Su contraparte regional es el Sistema Interamericano de Metrología (SIM), acuerdo entre organizaciones nacionales de metrología de 34 naciones de las Américas.

Por último, la función nacional de la acreditación debe estar en sintonía funcional con el Foro Internacional de Acreditación (IAF) y a la Cooperación Internacional para la Acreditación de Laboratorios (ILAC); en el plano regional, en el caso nuestro, debe desarrollar sus actividades con la Cooperación Interamericana de Acreditación (IAAC), conocida como una asociación de organismos de acreditación de la región y de otras organizaciones interesadas en la evaluación de la conformidad.

El reconocimiento internacional de los sistemas nacionales de calidad, independientemente de las características de los marcos institucionales adoptados, suponiendo la aceptación de los pilares señalados, el apoyo gubernamental y la comprensión cabal de su importancia estratégica por los actores privados, depende del cumplimiento de las normas, guías y directrices internacionales que resultan de un enorme trabajo de expertos, científicos y especialistas de todo el mundo en el campo de las mediciones, normalización, acreditación, certificación y evaluación de la conformidad.

Por ejemplo, el organismo nacional de acreditación, para lograr su reconocimiento y poder participar en los llamados Acuerdos Multilaterales (MLA), debe cumplir de manera continua con la norma ISO 17011: Evaluación de la conformidad – Requisitos generales para entidades de acreditación que acrediten entidades de evaluación de conformidad. Al mismo tiempo, en cada uno de los campos en los que dicha entidad de acreditación reconoce competencias técnicas, existen normas y guías de consenso internacional que los organismos de evaluación de la conformidad deben cumplir para ganarse la aceptación y confianza de sus clientes, a saber:

  • Laboratorios de ensayos, calibración y muestreo, conforme ISO/IEC 17025-2017.
  • Entidades de inspección, conforme ISO/IEC 17020-2012.
  • Entidades certificadoras de Sistemas de Gestión de la Calidad, conforme ISO/IEC 17021-2017.
  • Entidades certificadoras de Sistemas de Administración Ambiental, conforme ISO/IEC 17021-2017.
  • Entidades certificadoras para certificación de productos, conforme a la norma ISO/IEC 17065-2013.
  • Entidades certificadoras para la certificación de personas, conforme ISO/IEC 17024-2013.

La calidad, entendida en términos técnicos sistémicos, tiene una connotación que pocos conocen y nada mejor que el profesor Ernst O. Goebel, físico alemán y presidente durante algún tiempo del Instituto de Metrología de Alemania (PTB), para explicarla:

“La calidad ha sido siempre tema importante y han aparecido numerosas publicaciones sobre el tema en todas partes del mundo. Desde que el espíritu de globalización se ha hecho sentir por todo el mundo y ha desencadenado un inmenso intercambio de productos y servicios emerge, sin embargo, una nueva perspectiva. Los aspectos de la calidad deben ahora ser transformados de percepciones subjetivas a criterios mundiales negociables y susceptibles de mercadeo que son luego convertidos, en organizaciones internacionales y regionales de normalización, metrología o acreditación, en normas capaces de lograr consenso.

“En estas organizaciones se establecen las estructuras correspondientes para la armonización y el reconocimiento mutuo; esto, en gran parte, le concede igual posición a todos los involucrados en el comercio mundial”.

Las declaraciones habituales de calidad no sirven más que para hacer ruidos. Ella debe certificarse, lo cual significa en este mundo globalizado que cuenta con el respaldo de todos los componentes técnicos del engranaje que llamamos sistema nacional de calidad, debidamente reconocido en su dimensión global. La calidad, a pesar de un repunte del proteccionismo, seguirá siendo una de las principales condicionantes de las transacciones económicas y tecnológicas del mundo de nuestros días.