Es muy probable que de un tiempo acá hemos escuchado el término sicario para referirse a matones a sueldo, a delincuentes que han logrado o intentado asesinar a personas de diferentes ámbitos en nuestro país. He querido reflexionar sobre el denominativo gatillero, el cual confieso solo he escuchado en películas o seguro muchos de ustedes en las tristemente famosas narconovelas que han sido tan populares en nuestro país. Un gatillero es un pistolero, al igual que el sicario, un matón a sueldo.

A esto hemos llegado en República Dominicana? A tener estos actores criminales, profesionales de la pistola, varios de ellos según los casos que hemos viso en los medios, miembros o ex miembros de fuerzas del orden de nuestro país, dígase policías o militares. Acaso esas instituciones llamadas a mantener la seguridad y el orden de la ciudadanía están sirviendo como escuela de formación de hombres que se vuelven profesionales en el uso de las armas, en el asalto, en el vigilar y perseguir los pasos de sus potenciales o asignadas víctimas? Qué lleva a una persona a degradar su virtud humana y poder atentar de manera premeditada, sin temor alguno a la justicia, por obtener dinero, sin consciencia alguna del impacto y del daño en la vida de la eventual víctima a asechar, perseguir y disparar contra otro ser?

Es una situación para analizar a fondo, por supuesto que desde el gobierno, que está llamado a crear y mantener un marco seguro en el país donde los ciudadanos puedan sentir la libertad de circular y tener su vida garantizada, lo mismo que para todo extranjero que nos visite.

La seguridad ciudadana, condición que se refleja además en el clima de negocios y en la imagen del país ante los ojos de la comunidad internacional, es un tema para no tomar a la ligera y decir que lo que vivimos es mera percepción.

Ya no sólo se trata sólo de atracos, robos, chantajes, violaciones, feminicidios, también suenan los secuestros y los ataques o muertes por pistoleros. Situación que se politiza y que toma mayor repercusión cuando ha sido víctima una figura de alta relevancia, pero y los casos que no salen en los medios? Los casos que se esfuman rápidamente o que no llegan a ser parte de las estadísticas? Cuántos serán?

Qué tan grave es la situación que nos debe ocupar a mitigarla, a remediarla y a definir un plan como país, un plan de seguridad ciudadana. Plan que integre una reforma completa de la policía, de las instituciones llamadas a condenar, mantener bajo resguardo y reformar a los delincuentes. Un plan que incluya un verdadero sistema de vigilancia en las vías públicas, en los centros donde transitan y convergen las personas, un plan que controle la tenencia y porte de armas. Y más profundo aún, un plan interinstitucional que analice la problemática, desde la juventud que cae en delinquir, que encuentra más fácil como camino de vida el ser ladrón, vendedor de drogas o matón, que ser una persona de trabajo digno, será que como país no le damos otras opciones? ¿Influye el sistema familiar, que hemos perdido los valores, que desde arriba tampoco damos buenos ejemplos?

¿Cuáles son los factores? múltiples. Cuál es el origen de este mal, pero también enfoquémonos en cuál es la solución, antes de que nos convirtamos en una sociedad que vive en el miedo, en una réplica de otros países latinos hermanos, donde no reina la paz. No es percepción, es una realidad que cada día se vuelve mas visible, más latente, más cercana. Necesitamos un cambio.