Más que pregonar los 44 años de la fundación del Partido de la Liberación Dominicana, organización política que lleva 17 años mal gobernando este país. Los morados; debieron entrar en un periodo ininterrumpido de reflexión en el que se analizara los daños perpetrados en detrimento de la sociedad y el costo que ha significado a los hijos machepa, como diría el Profesor Bosch, su paso por el Estado. Así como, las carencias de vida de la gran mayoría y a qué destino fueron a parar el progreso y la  bonanza del pueblo dominicano.

Tanto Leonel como Danilo y su conjunto de corifeos, en cualquier escenario en que hagan uso de la palabra, se jactan, abusando de nuestra condición de “miopes, mezquinos y mediocres” del descomunal crecimiento alcanzado en este país después de que los come solos arribaran al poder en 1996. Esto; sin tomar en cuenta el retroceso ético-moral, cultural y social, al que hemos sido sometidos por la tolerancia de ambos a los actos impúdicos que lastran el desarrollo de aquellos que no corrieron con su suerte.

Diecisiete años han servido para que esos presuntuosos, ostenten fortunas colosales de la noche a la mañana, convirtiéndose en los nuevos ricos del sector y jueguen, sin el menor de los remordimientos, a desmembrar las instituciones públicas en beneficio propio y de sus cercanos. Esos mismos años, en los que ha crecido vertiginosamente la economía, también crece ante la mirada indiferente de nuestros gobernantes: el desempleo, la inseguridad ciudadana y la desconfianza en las autoridades.

Cuasi dos décadas de un gobierno indolente, que por aquello de ganar votos a cualquier precio, desnuda sin clemencia las miserias de los que nunca han tenido fe en el progreso y que solo aspiran a comer hoy para sobrevivir mañana. En estos lustros de oscuridad administrativa, languidece en manos de los muchachos del profesor, el sistema de salud y se pierde cual barco en el horizonte, la esperanza de un verdadero régimen de justicia.

Cuatro periodos y medio de gobierno y aún persisten las mismas carencias del siglo pasado. Cinco oportunidades otorgadas a los elegidos de Dios, para dirigir nuestro destino. Y en cambio; han marchitado el presente y borrado el futuro de un pueblo, cuya única desgracia es haberlo conducido a la pérdida de su memoria. Dos generaciones y no han sido capaces de establecer políticas públicas reales que traigan como consecuencia, una mejora sustancial de  las condiciones de vida de la gente. 

En estos años, para desgracia de todos, han imperado como en ningún periodo de nuestra endeble democracia, la corrupción y la impunidad, aupada y coordinada desde las más altas esferas estatales. En estos periodos del Sanedrín morado, la juventud sucumbe ante la falta de oportunidades, educación deficiente, el dembwo, la hookak, lo vulgar y lo obsceno. La mujer muere sin piedad y sin mediación del Estado a manos de su- o expareja, los huérfanos quedan sin protección  y  el desprecio es foco esencial de las políticas públicas.

Es por ello que si yo fuera peledeísta; cada vez que tuviera la oportunidad de dirigirme al pueblo, lo haría actuando con arrepentimiento y vergüenza e iniciara con una frase que reza “Sirvo a una causa nociva, recibo un sueldo de una gente a la que engaño, no soy honrado”. – Antón Chejov-.