Confieso que de todos mis artículos este ha sido el más difícil de escribir porque ha significado un gran esfuerzo recordar hechos de mi infancia en los que estaba yo muy pequeño para entenderlos. Pido a mis amables lectores que si observan algún dato que pudiesen aportar sobre la pelea de quinielas no duden hacerlo con sus comentarios.
Cuando miramos nuestro alrededor y observamos la proliferación de bancas de apuestas quizás pensamos que siempre ha sido, pero no.
En mi infancia recuerdo que la única lotería legal era la auspiciada por el Estado transmitida los domingos y una que se emitía por radio internacional llamada la Caraquita diariamente a las diez de la noche.
Siempre he dicho que la madre de la creatividad es la pobreza. Como lo único legal que existía era la lotería nacional y para vender los billetes debía disponer de un buen capital y un permiso, la gente se inventó la venta de quinielas o rifas de aguante como le llamaban.
La rifa de aguante consistía en un juego alterno que llevaban hombres y mujeres del barrio y que era considerada ilegal, por eso la policía les perseguía. Cuando llegaba la policía, especialmente las mujeres, solían esconder la lista en sus partes íntimas tanto en el sostén como en el lugar divino donde cada noche nace un niño y muere un hombre: la vagina.
Casi siempre recurrían más al panti porque era la única parte que un policía no se atrevía a intentar revisar aunque aparecieran algunos atrevidos, pero el sostén no era respetado.
Algo que me parecía interesante es cuando se daba lo que llamaban pelear las quinielas que consistía en que los riferos y riferas solían encontrarse en algún lugar clandestino, por lo general el patio trasero de alguna casa o algún cafetal. Allí se producía un ejercicio interesantísimo, si una persona le había pedido treinta quinielas de cualquier número, pero el rifero nada más tenía veinte solía negociar con otra persona que tuvieran la cantidad que le faltaba para completar a cambio de otra suma de número que le faltara a la otra persona.
Por ejemplo: si a mí como rifero me pidieron treinta quiniela del veinte y yo solo tenía quince, pero a otra persona le habían pedido lo mismo de otro número y también solo tenían la misma cantidad y yo lo tenía, entonces lo intercambiábamos. En la pelea de quinielas tú me resolvías un problema a cambio de que yo te apoye en otro. Si en dado caso no llegábamos a un acuerdo, sencillamente seguíamos cada quien por su lado.
Todo esto viene a colación porque pienso que el acuerdo al que arribó el Comité Político del PLD para aceptar la reelección del Presidente Danilo fue lo más parecido a una pelea de quinielas.
De lo que se trató no fue de un acuerdo basado en propuesta para mejorar las condiciones del país, sino un ejercicio basado en el cálculo matemático que sustentó el reparto, tú me apoyas en un lugar y yo te apoyo en otro, pero si no nos ponemos de acuerdo en un Municipio o Provincia allí vamos separados.
Cuando un número no salía la consigna era decir se le peló el billete, sabiendo que todo lo que jugaste lo perdiste. Por eso mi consejo al PLD es que no se duerman en los laureles pensando que todavía el Presidente Medina tiene la misma tasa de aceptación para que no les suceda que después de pelear las quinielas entonces se les pele el billete.