Aunque el título parece el inicio de un chiste, realmente es algo mas serio. La semana pasada salió la noticia de un incremento preocupante de malware, en los teléfonos inteligentes utilizados en China.  Según lo reportado por el CERT de ese país, CNCERT,  en el 2012 se encontraron 163,000 tipos de malwares para teléfonos y en lo que va de este año ese número ha incrementado en un 25%.

La misma noticia también denuncia que el 82.5% de esos códigos maliciosos fueron creados, exclusivamente, para atacar teléfonos con Android y que el 40% fue diseñado para robar fondos de los usuarios, haciendo que sus teléfonos se conecten de manera discreta a servicios por cobrar.

Considerando que ese mismo sistema operativo, que esta siendo atacado en masa allá, también goza de gran uso y aceptación aquí, es algo como para sentarse a pensar. Es preciso recordar que aparte de la substracción de fondos al usuario, un programa de este tipo puede también obtener data sensitiva (todo lo relacionado a Comercio Electrónico), intervenir llamadas telefónicas, enviar correos o SMS masivos con publicidad indeseada, entre otras cosas. Todo esto sin que el atacante real este cerca o viva en el mismo país que el atacado.

Nosotros como país estamos manejando actualmente mucha tecnología móvil. Entiendo que es sano ir tomando medidas al respecto, para controlar una situación de este tipo.  ¿Se imagina que pasaría con los usuarios de una Banca Electrónica si los de teléfonos de sus clientes son afectados y su información robada? O ¿Que pasaría con la empresa cuya conversaciones vía flota fueran espiadas?

Crear los procesos y los medios para fortalecernos como un todo antes de que seamos atacados, permitirá que tengamos una mejor perspectiva de la situación presente, nos ayudará a crear y a estudiar las tendencias y escenarios en los que podríamos estar involucrados y nos dará la oportunidad de resistir y manejar cualquier eventualidad futura.