En esos tiempos, nuestros compatriotas votaron: Dieron a un  candidato cinco montones de votos, a otro dos y a otro uno, a cada uno según su capacidad.  Este, honró su montón y ganó otro; aqueste honró sus dos montones y ganó otros dos; pero uno, portando ñoña, no escuchó a nadie y desperdició sus cinco montones en hoyos presupuestarios, corrupción y tucanos.

Cuatro años después, nuestros compatriotas se dispusieron a votar. Y dijeron a uno: ¡Bien! Nos escuchaste; has sido bueno con pocos votos, te daremos un montón más. Y dijeron a otro: ¡Bien! Nos escuchaste; has sido bueno con pocos votos, te daremos dos montones más. Y dijeron a otro: ¡Necio! Te dimos más votos que a todos y no hiciste nada con estos.  Repartiremos tus cinco montones entre uno y otro de tus contrincantes. Porque si nos escuchas, te daremos; y si no nos escuchas, te quitaremos. Y protestaremos contra ti. Y te sacaremos de nuestro aprecio. Y gimotearás y rechinarán tus dientes.

Quien tenga oídos que oiga.

Amén.