Aborrezco a los mal agradecidos,

por ser olvidadizos y

peores que los

traidores.-

Todos en elecciones mientras se desmorona la Nación, esto, sin pretender ser pesimista –porque no lo soy-; he vivido muchos momentos en que personas agoreras, han jugado a las tinieblas sin que en el horizonte haya existido nube alguna y solo en sus mentes maquiavélicas ha existido el problema sobre la inseguridad  o la maldición que puede haber caído sobre esta Nación pero, ahora, en estos tiempos de continua degradación ético-moral me asaltan las dudas sobre la integridad de nuestro futuro, a pesar de que la prostituida Patria se encuentra en boca de muchos.

El liderazgo político ha sido cambiado por el liderazgo económico y del que mejor componga una truchimaneria, todo basado en los recursos del Estado sin que organismo alguno haya tratado de ponerle freno, porque precisamente, el control está en manos de “honorables” copistas de leyes foráneas e inventores de otras tantas, solo para justificar su permanencia como “honorables”. No solo yo, sino que una inmensidad de ciudadanos se cuestiona; ¿hasta cuando continuaremos patrocinando las ambiciones personales de pseudos líderes, refugiados en partidos políticos, solo ordeñando las ubres del Estado? ¿Cuándo se pondrá fin al patrocinio de los partidos políticos y los parásitos que se adhieren a los mismos?; ¿Cuándo se detendrá el reconocimiento de estos adefesios políticos?; ¿Cuándo comenzarán a ser importantes los objetivos Nacionales por encima de estas Asociaciones de aprovechados? y lo más importante: ¿Cuándo dirá este Pueblo hasta aquí, se acabaron los antojos políticos, y la justicia les romperá los huevos adentro a todos aquellos funcionarios que pretendan tomar las riendas del Estado para sus proyectos personales?

Viendo los acontecimientos ocurridos hace unas semanas, encabezados por una juventud que parecía desaparecida o aletargada por las tantas banalidades con las cuales y durante tanto tiempo había y siguen siendo bombardeadas, me abrieron nuevamente la esperanza. Otrora, esas mismas actitudes eran encabezadas por la masa estudiantil, desde la secundaria hasta la universitaria y era la cuna desde donde salían los lideres políticos, con ideales, no con ambiciones corruptas e inmorales, donde poner ejemplos sería algo discriminatorio debido a que muchos nombres se quedarían sin nombrar, bastaría recordar un Peña Gómez; un Hatuey Decamps o un Amín Abel pero, esa clase desapareció y los grupos estudiantiles fueron comprados por los políticos partidistas y hoy –lamentablemente-, se han convertido, esas agrupaciones, en parásitos políticos adheridos al partido que mejor beneficio personal ofrezca.

Dispongo de infinidad de cuestionamientos, pero cero respuestas. Solo asisto a espectáculos de mal gusto cuyos protagonistas han vendido más que su conciencia, han perdido su vergüenza y no temen presentarse ante el pueblo con una cara de inocencia que ni ellos mismos se reconocen frente a un espejo. Perversos y malévolos, unos más que otros pero todos con un comportamiento promedio de cinismo, pretendiendo vender liderazgos donde solo existen ambiciones, muy peligrosas por cierto y es, en este momento, cuando pregunto: ¿Hasta cuándo permitirá este pueblo que las posiciones políticas, -cual si el liderazgo se heredara- sea traspasada como una herencia, como si el Estado fuera –aunque así ellos lo creen-, una industria o finca privada? Ya esta situación es inocultable, lo hacen con un jugador; un narco o un contrabandista y ni hablar de la asignación directa para familiares cercanos, esposas, hijos o sobrinos me sustituirán carajo, eso parecen querer decir pero, en esa acción está el gran peligro, ya que ahora asistimos a uno que particularmente llama la atención, por lo burdo y canallesco, no como muchos quieren llevarlo al plano del feminismo o como el caso haitiano que lo han arrastrado por el lado de la discriminación de color, cuando eso no es el problema ni en el primero ni el segundo de estos casos, más bien: ¡Ambición y Cultura, respectivamente! ¡Sí Señor!