Un desastre se puede definir como una serie de interrupciones en el funcionamiento de una comunidad o sociedad que ocasionan muertes, al igual que pérdidas materiales y económicas, incidiendo en la alteración social e impactos ambientales, así como afectando las infraestructuras críticas de un país y que exceden la capacidad de la comunidad o la sociedad afectada para hacer frente a la situación mediante el uso de sus propios recursos.
La frecuencia de los desastres ha cobrado vidas, heridos y damnificados. Tales frecuencias con las que ocurren cambian de un país a otro o de una región a otra. No importando el tipo de amenaza cada país es más o menos vulnerable al impacto de un evento adverso generador de daños. El mes de Septiembre, por antecedentes y estadísticas, es el mes pico de la Temporada Ciclónica del Atlántico Norte, la que afecta el Caribe durante una temporada de 6 meses desde el 01 de junio al 30 noviembre, además de que se han presentado estos antes o después de dicha temporada. La República Dominicana por su posición geográfica puede y ha sido blanco de impactos de diferente tipo de fenómeno; pero quiero plantear la coincidencia o el significado de este mes más allá de la famosa temporada ciclónica.
El mes de Septiembre es el que más registra eventos naturales que han provocado desastres en el País; como periodo de tiempo en él han coincidido Ciclones tropicales, desde depresiones tropicales, tormentas y huracanes en sus diferentes categorías, ocurriendo unos 52 del 1851 al 2021 entre los que caben mencionar a San Zenón, Charlie, Inés, Federico (el que podríamos llamar el tiro de gracias del Huracán David, que aunque fue un 31 de Agosto sus daños fueron visto desde el 1ero de Septiembre en adelante) y el temido Huracán Georges en 1998. Como si fuera poco, vemos la amenaza geológica y nos encontramos con el Sismo del 8 de Septiembre del 1615 del que aún carecemos de datos y se estima que produjo muchos daños en la Ciudad de Santo Domingo, el terremoto de Puerto Plata en el 2003 y en esta recopilación vemos que Unos 11 sismos de magnitud 5 o más en escala de Richter se han producido en Septiembre, provocando desde bajos, moderados a grandes daños; de igual manera podemos hablar de incendios forestales donde un registro que data del 1995 al 2019 nos da un total de unos 148 incendios en nuestros bosques que han producido desastres ambientales los cuales impactan a futuro con afectación en inundaciones. Debemos mencionar las grandes inundaciones que en el mes de septiembre hemos tenido como la ocurrida en la Mesopotamia en San Juan a consecuencia del huracán Georges, las que ocurren en la zona desde Santiago hasta Monte Cristi en todo el bajo Yaque del norte, como las famosas más de 14 Inundaciones del Bajo Yuna. Pero el 2020 nos marcó con el impacto de una amenaza que ha provocado un cambio en los planificadores de manejo de Emergencias como lo es la Pandemia del Covid-19, que en el mes de Septiembre no fue la excepción.
En el 2003 se emite el Decreto. No. 1080-03 que declara el día 22 de septiembre de cada año, como día de Prevención de Desastres y Atención a las Emergencias, donde el 1er Considerando de dicho decreto hace una gran referencia diciendo lo siguiente:
‘‘CONSIDERANDO: Que el 22 de septiembre de cada año ha marcado para el pueblo dominicano una fecha que rememora la ocurrencia de eventos catastróficos de origen natural, que han puesto a prueba la capacidad de respuesta del gobierno y sus entidades. ’’
Para el 22 de Septiembre hemos tenido coincidencias del impacto de 5 Ciclones Tropicales: 1896, 1917, 1944, Charlie en 1952 y el Huracán Georges en 1998, teniendo en este último las mortales inundaciones en la Mesopotamia, el Bajo Yuna, en la Cárcel y todo el poblado de la Victoria, así como la Barquita. En una fecha similar un Sismo de 6.4 nos afecta en el 2003 en la Zona Norte teniendo daños en Santiago y de mayor importancia en Puerto Plata, en el 2020 teníamos en el registro Oficial del Ministerio de Salud unos 486 casos nuevos de Covid-19, y varios incendios Forestales de importancia han cruzado por esta fecha al ser parte de la segunda temporada alta para este tipo de evento.
Hacer una parada en este mes nos llama a revisar este cúmulo de fenómenos generadores de desastres, siendo tan variadas las diferentes amenazas naturales que nos han impactado. Destacar un Día de Prevención de Desastres y Atención a las Emergencias nos obliga como país a buscar las lecciones aprendidas y revisar con detenimiento que hicimos, que no hicimos y las acciones que haríamos mejor en un futuro. El país hoy está más preparado que en el pasado, de eso no tenemos la menor duda, aunque nuestro escenario de ser una isla compartida con el país más pobre del Hemisferio compromete nuestra situación. El hecho de ser una isla tropical, enclavada en la ruta de los huracanes, situada al borde de dos placas tectónicas y con 14 fallas sísmicas activas conocidas, nos dice que nuestra preparación es de todo el año.
Ningún país del mundo está preparado para verse colapsar por el impacto de un fenómeno de estos que son catastróficos; cada día que pasa aumentan y nacen nuevas amenazas productos de la Naturaleza, del cambio climático y del hombre construyendo vulnerabilidades. Nosotros como país debemos seguir apostando a hacernos altamente resilientes y a estar prevenidos y preparados para responder ante cualquier emergencia o desastre.