Cerca de ocho mil dominicanos residentes en México, para solo mencionar los oficialmente registrados en la sede diplomática dominicana correspondiente, no podremos votar el próximo 16 de febrero. A pesar de eso, siento alegría. La primera jornada de los debates electorales 2020, para los cargos municipales de Santo Domingo y Santiago, organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) fue un ejercicio de avanzada democracia. Gracias al convenio de doble nacionalidad entre México y República Dominicana, desde 2017, tengo derecho a voto en ambos países. Comparto algunos aprendizajes.
Con un formato televisivo impecable, ANJE demostró haber hecho su tarea. Transmitir en vivo un contenido político controlado y sustancial, es una ardua labor. De compararse con otros debates electorales de la región, a partir de este año, la producción dominicana patrocinada por esa asociación empresarial, con el respaldo de la Junta Central Electoral (JCE), pasa a la lista de las mejores prácticas.
Para las elecciones federales mexicanas de 2018, mi primera experiencia como votante en México, el Instituto Nacional Electoral (INE), organizó una teleserie de debates donde hubo interesantes aciertos y también, áreas de oportunidad de mejoría futura. (Debates presidenciales INE México 2018). Entre los aciertos, estuvo la transmisión de la serie de eventos, desde tres localidades de la federación: Tijuana, Estado de Baja California al Norte; Mérida, Estado de Yucatán, al Sur; y, Ciudad México, al centro del país.
Entre los puntos a mejorar en una siguiente edición, el INE podría repensar el uso de gráficos por los candidatos, así como, la organización física de los ponentes. Por un lado, el recurso de los carteles resultó confuso para la audiencia; en tan poco tiempo, es difícil captar información estadística a tal velocidad. Lejos de hacer más efectiva la participación de los candidatos, complicó el manejo de su liderazgo presencial. Por otro lado, fue criticado que la única mujer candidata presidencial, Margarita Zavala, lucía arrinconada a un extremo del panel.
La primera sesión de los Debates Electorales RD 2020 de ANJE estuvo libre de brechas. La calidad en la dirección de cámaras, el diseño multimedia, sonido e imagen fueron excelentes. La conducción del tiempo por parte de los tres moderadores experimentados como lo son el economista Javier Cabreja, la comunicadora Addis Burgos y el periodista Fausto Rosario, se hizo evidente. Mientras que las preguntas seleccionadas por ANJE resultaron oportunas.
El notable esfuerzo de pre-producción fue notorio. El solo hecho de invertir tiempo y recursos para agotar una tarea en otros países ejecutada por el organismo descentralizado del estado encargado del proceso electoral es, en sí mismo, un mérito elogiable de esa asociación privada. Felicito a la directiva de ANJE en la persona de su presidente, el Lcdo. Radhamés Martínez Álvarez. Ese estándar de calidad, no se logra de un día para otro y por eso el mérito también alcanza a sus directivas previas. No obstante, corresponde elogiar a esa actual directiva milenio, por llevar el entregable hasta ese estándar.
La pena que me provoca dejar cuatro votos fuera de las urnas y sin uso en mi casa, entre ellos, el de un nuevo votante, se diluye, además, por la alegría de ver a cinco candidatos conducirse con elegancia a pesar de encontrarse en un foro de disputa política. Como capitaleña, con derecho a elegir en la jurisdicción de Santo Domingo, Distrito Nacional, me concentro en aplaudir a Bartolomé Pujals, Carolina Mejía, Domingo Contreras, Johnny Ventura y Michael Miguel Holguín, por llevar a cabo un altercado propio de dama y caballeros. (Debate de candidatos a la Alcaldía del Distrito Nacional). Cada uno ha colocado a los demás aspirantes a cargos electivos de sus respectivos partidos, una vara bien alta. Ninguno acudió a insultos o bajezas. Los demás candidatos convocados por ANJE deberán seguir su ejemplo.
El debate mexicano mencionado, no estuvo libre de folclore. Así, por ejemplo, se hizo viral que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), llamara a Ricardo Anaya, su más cercano contrincante, en pleno debate nacional, Ricky Riquín canallín. Independientemente del peligro de apostarle a ese estilo de intervención, los candidatos convocados por ANJE deben saber que ninguno goza del amplio margen de AMLO, cuando acudió a ese recurso. Así, por ejemplo, llevar al debate de ANJE, la cacería de brujas que un par de candidatos a senadores han protagonizado contra la candidata a senadora Faride Raful en las redes sociales, solo desluciría al evento y a ellos mismos.
Para la mayoría de los votantes, Carolina Mejía es la hija de un ex-Presidente de la República Dominicana y líder reconocida del partido político donde milita. Para unas siete mil personas, es la persona sencilla que desde inicios de los años noventa, cuando nada de eso había sucedido, era nuestra compañera de labores. Una ejecutiva joven con talento, haciendo su andar como cualquier otro profesional en esa empresa. Siempre ha sido un ser humano con natural don de gente. El desempeño y carisma de Carolina desde que inició su campaña, no me sorprenden. Desde esos años, estuvo en contacto con tareas que demandaban habilidad financiera, de negociación, planificación estratégica, efectiva toma de decisiones y buenas relaciones humanas. Los recordados siete mil, sabemos de las exigencias de la multinacional estadounidense exigía a sus contribuidores; y el hecho de que Carolina era parte del equipo que manejaba el negocio más importante de esa industria y uno de los cinco más importante de economía nacional entonces: el servicio de llamadas de larga distancia internacional.
Tampoco me tomó por sorpresa el desempeño de Bartolomé Pujals. Con la misma agudeza en que ripostó planteamientos a Carolina Mejía durante el debate, lo hizo antes conmigo en el contexto académico. En el aula de posgrado donde nos conocimos, el pasado alumno debatió con ese mismo estilo incisivo, pero jamás soberbio, algunas de mis premisas respecto de la asignatura jurídico-económico que revisábamos juntos profesora y profesionales estudiantes. Bartolomé es dedicado, llega hasta donde la mayoría les da pereza seguir en pos de la transparencia, el bienestar colectivo y el estándar eficiente y justo de los procesos. Es un gusto tenerlo como colega y amigo. La colección de pucas mostradas en sus dos muñecas durante el debate, una simbología genial. Simpatizo con los comportamientos disruptivos.
Entre ellos dos, estuvo la estelaridad del debate. El candidato Domingo Contreras, eligió un estilo sereno y centrado en sus competencias técnicas como administrador con experiencia municipal. Quizás lo hizo por instrucción superior o por decisión propia. Como candidato del partido actualmente en el sector oficial, tal parece que su candidatura descansa más en ese respaldo.
Carolina y Bartolomé, por el contrario, entraron en el debate abierto que todos esperábamos. De eso se trataba el evento organizado por ANJE. Una movida inteligente de ambos, pues de esa manera, ella le resta importancia al candidato del sector oficial; y él, como buen abogado, estaba en sus aguas aplicando técnicas de argumentación.
Ambos lo hicieron como protagonistas de un cross examination de películas judiciales. Algo parecido ocurrió en el debate mexicano de 2018. Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez Calderón "el Bronco", prácticamente ignoraron al resto de sus competidores y se concentraron, cada uno, en atacar a AMLO, candidato que ya venía favorecido por las encuestas. Con esa estrategia Pujals, una persona que apenas incursiona en la política, se suma unos buenos puntos. Con la misma, Mejía se permitió hasta dar la espalda un candidato de un partido robusto, para enfocarse en responder a Pujals, y con eso, enviar otro mensaje. Entre otras cosas, un debate político televisivo, es un performance.
Triunfar es un debate no es garantía de conquista de las urnas; me observaba un buen amigo, que el votante mayoritario capitaleño, quizás prefirió esa noche, sintonizar la Serie del Caribe de Béisbol o su telenovela favorita. Pero el célebre debate Kennedy contra Nixon (1960), dejó en evidencia, que una buena discusión televisiva puede ser clave, sea para las elecciones en curso o la carrera de un político.
Lo interesante de un debate como el organizado por ANJE, es que funciona como un pequeño tubo de ensayo, donde se nos muestra cómo se desempeña y reacciona un futuro servidor público a cargo electivo bajo presión. Si bien el conocimiento técnico es esencial y cada candidato debe manejar una estrategia que muestre dominio de la labor, el debate es una especie de avance o trailer de su comportamiento y liderazgo situacional. En mi opinión Bartolomé y Carolina, lucieron como ágiles tomadores de decisiones.
Además de la preparación de una oferta de contenido, Mejía y Pujals, entendieron el valor del momento televisivo. Ella, con un sabio manejo de comunicación no verbal, desde su vestimenta de mujer práctica hasta sus ademanes. Lo mismo él, con las pucas debajo del saco de su traje formal, completando un discurso hipster dirigido a la población más joven. La única candidata femenina, se vio tan jovial como el candidato que la contradecía, con esa actitud contestataria tan propia de la generación a la que Pujals le apuesta, no obstante cometer el error de decirle "doña".
Consejo a los candidatos milenios: No decirnos doñas a las doñas. Por demás, Carolina Mejía es una licenciada en Economía, si a títulos vamos. Bartolomé también tiene una amplia hoja de vida con posgrados. Fue más sabio de parte de ella, solo llamarlo Bartolomé. Es tiempo en República Dominicana, que dejemos esa manía de segmentarnos con títulos: licenciado, ingeniero, don, etc. En México, me convirtieron en Angie sin preguntarme. Fin de mis títulos de doña, doctora y el que más me enoja, señora Tejeda, a pesar de adorar a mi esposo. Los dominicanos tenemos esa revolución cultural pendiente. Dejemos de segmentarnos desde la conversación. La identidad no se define por la carrera profesional, la edad o el estado civil de las personas.
Finalmente, dentro de mi tristeza hay alegría, porque el voto que no podré ejercer, me libera de decidirme entre esos dos candidatos, Carolina Mejía y Bartolomé Pujals. A cambio, me queda la oportunidad de aplaudir a la vez, a la buena y agradable pasada compañera de labores, y a un brillante y no menos simpático ex alumno; ambos en roles nuevos y con notable crecimiento. Aunque solo habrá un ganador(a), es saludable mantener el diálogo continuo entre ellos. La oposición técnica fortalece a la democracia.
A Carolina y Bartolomé les deseo lo mejor. Mis sentimientos (razonados) se dividen entre ellos. También se dividen al ver a Johnny Ventura en la contienda. Le diría de corazón, a ese gran artista dominicano, sin menoscabo de su derecho de participar en política, que es y será siempre nuestro Rey del Merengue. Aunque la Constitución de la República Dominicana prohíbe los títulos nobiliarios, los capitaleños y el resto de los dominicanos, estamos unidos en ese espontáneo referéndum aprobatorio en favor de El Caballo Mayor.
Que ganen los moradores y visitantes la ciudad de Santo Domingo, la primada de América.