Para toda una generación hablar de Casa de Bastidas y de lo que pasaba allí en la década de lo 90’s es mover los sentimientos y recuerdos de un esplendor del arte donde era reconocible el nivel de los artistas por  su calidad plástica e intelectual. Una remembranza continua, incluso a nivel comparativo en actividades actuales.

El futuro-presente nos moviliza y permite se susciten nuevas historias para que se enciendan nuevos sensores. Una muestra es la impronta de Hilario Olivo, quien en los últimos años ha represando a los artistas desde diferentes plataformas, ayudándolos a impulsar su trabajo y del mismo modo activar espacios importantes para dicha promoción.

Muchos conocen de su paso por el Palacio de las Telecomunicaciones, y ahora desde el Ministerio de Cultura, activa otro punto importante al circuito de exposiciones en Santo Domingo la “Sala de Arte Ramón Oviedo” y que proyecta la misma consistencia y calidad en las propuestas. La más reciente de ellas “Convergencia Cromática” integrada por los artistas Marcia Guerrero, Junior Reyes Ocre, Verouschka Freixas y Joaquín Rosario, quienes ocupan el referente actual en cuanto al lenguaje abstracto en la pintura dominicana.

Al margen de las confabulaciones conceptuales, es notorio que su planteamiento no es casual ni transitorio, sino estructuras particulares, de un imaginario recurrente apoyado en la coloración en cada conjunto de obras. Pero en definitiva otra gran oportunidad para el público consumidor de la imagen y la plástica. La cultura en el ministerio.