A raiz de la enorme sequía que está afectando a nuestro país debido al fenómeno del “Niño”; a la gran deforestación y a los incendios provocados en las escasas zonas boscosas que aún nos quedan, la cual ha provocado enormes pérdidas a la agricultura y a la ganadería, urge modificar la Ley 64-00, sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales.
En los últimos meses nuestras áreas protegidas, reservas forestales y cuencas hidrográficas han sido afectadas de forma recurrente por la deforestación y por voraces incendios, la mayoría de ellos provocados por manos despiadadas y criminales, tanto nacionales como haitianas, los cuales han arrasados cientos de miles de tareas de bosques. Entre las zonas más afectadas se encuentran: Valle Nuevo (Constanza), Los Haitises, Loma Miranda, Sierras de Neiba y Bahoruco y Guiaguí.
Los incendios y la deforestación provocan daños incalculables al equilibrio ecológico y a nuestra economía, pues afectan a miles de especies endémicas que toman muchos años en reponerse, por lo que se debe legislar para que los responsables sean castigados severamente con grandes multas, prisión y obligados a reforestar las partes afectadas.
Esta ley debe contener fuertes garras y un régimen de consecuencias que castigue y califique esos hechos, a los que depredan nuestros ríos y arroyos, y a los que generan los pasivos ambientales, como un crimen de “lesa Patria”, pues atentan contra las presentes y futuras generaciones de dominicanos.
Es lamentable que desde el Congreso Nacional, constituido por 190 diputados y 32 senadores, no haya surgido una iniciativa de modificar dicha ley, a pesar de observar que todas nuestras zonas boscosas y nuestros ríos están desapareciendo de forma acelerada. Tal vez cuando queramos actuar ya sea demasiado tarde, pues estaremos convertidos en otro Haití. No esperemos lo último.
En la Cordillera Central nacen las 2/3 partes de nuestros ríos: Yaque del Norte, Yaque del Sur, Bao, Las Palmas, Yuna, Nizao, Haina, Ocoa, Camú, entre otros, así como los Saltos de Aguas Blancas, Jimenoa y Baiguate. Allí se encuentra la Reserva Científica de Valle Nuevo o Parque Nacional Bautista Pérez Rancier, los Parques Nacionales J. Armando Bermúdez, José del Carmen Ramírez y José Luis Armenteros, el cual contiene la única Reserva de Ébano Verde del mundo.
En materia de medio ambiente y recursos naturales, nuestro país requiere de una Política de Estado bien definida sobre el manejo del agua, en la que se tomen acciones preventivas y combinadas entre los Ministerios de Medio Ambiente, de Agricultura, Defensa y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, para proteger nuestros bosques, nuestros ríos y presas, para garantizar el agua potable a la ciudadanía, a la agricultura y ganadería. La amarga experiencia de la inmensa sequía sufrida recientemente, nos debe llenar de conciencia patriótica.
Además de aplicar un régimen severo de consecuencia, se debe también iniciar una campaña de educación y orientación ciudadana de cómo economizar y administrar el agua. Si así lo hacemos, Dios, la Patria, las presentes y futuras generaciones nos lo agradecerán.