La noticia de la concesión del Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña en enero del 2016 cayó como una bomba en el país dominicano. Pero una bomba para los desinformados o los deinformadores, ¡o para los desinformantes!
Qué cómo le íbamos a dar un premio patatín y patatán.
Consuelo Despradel amenazó con llevar a una turba para tirar piedras. Vinicio Castillo puso cara de que el cielo de la pura dominicanidad se resquebrajaba, afilando la narices de los traidores por esas nubes de Dios. Martínez Pozo se llevaba la mano a la cabeza, chequeaba que cuál pedazo de su cabellera se habría de jalar, porque cómo era posible tanta traición, ay Dio.
Finalmente Vargas Llosa vino, dio su conferencia, realizó un taller con jóvenes escritores dominicanos y se fue. Todo en paz. Sólo una turbita de gente que ni voy a nombrar hizo presencia en la inauguración como si estuviesen ensayando para unos alíbabas rechazados por el carnaval de La Vega. El gallo estaba desplumado.
Este año no habrá Premio Pedro Henríquez Ureña. Tampoco habrá una súper estrella literaria, al parecer.
Este año la Feria del Libro será dedicada a Paraguay, razón más que suficiente para hurgar en Wikipedia.
Este año todo será paz.
Lo que me pregunto es: ¿irá Consuelo Despradel a comprar libros? ¿Vinicio Castillo pasará al menos por el pabellón de pensionados de las Fuerzas Armadas? ¿Veremos de refilón a Martínez Pozo, con su pinta de príncipe Zulú que sabe calibrar la importancia de sus uñas bajando por la Máximo Gómez?
Oh personajes que gritaron tanto el año pasado, ¡los invitamos a la Feria del Libro!
No sabremos si adquirirán el libro deseado, pero les garantizamos, al menos, dos pedazos de pizza y un refresco por 100 pesos.