La democracia dominicana, en menos de 10 días, ha sufrido un duro golpe como nunca antes se le había propinado. La mañana del 16 de febrero hubo un intento de manos maliciosas de querer malograr la voluntad popular de una sola estocada. Por los síntomas el daño era consistente para arruinar la lucha de Duarte, Sánchez y Mella, de Gregorio Luperón, de las Hermanas Mirabal, de Mamá Tingó, del presidente Caamaño y otros héroes liberadores de conciencia que por derramamiento de sangre impusieron la libertad del pueblo dominicano. Y, gracias a Dios y el Cielo, la repercusión del daño encontró linderos: los ¨Popis¨, ¨Wawawa¨ y las ¨canas¨.
A pesar del impacto del golpe que ha dejado al pueblo noqueado la mañana del 16 de febrero albergamos la esperanza de saber algún día que fue realmente lo que pasó y quienes lo hicieron. Además de aplicarse con rigurosidad, claridad y profundidad el peso de la justicia y las leyes.
(…) Como nadie ignora a mí también la impotencia me hace volver atrás. Porque lo peor es que nadie nunca dizque sabe nada; del mismo modo nunca se sabrá nada. Ni aun así: ¡siendo todos nosotros sospechosos no se dirá nada ni se atrapará nunca a alguien que la gente común crea que fue él o ella o ellos! Por lo que parece es un caso metido en una madeja, en un bejuco o enredadera que no se conoce la punta. En la sociedad se está tejiendo – una nueva versión de ¨cortina de mentiras¨ que se despliega como una capa gigante de la realidad ampliada que mutila la verdad y lo separa de lo real dándole paso a una post verdad mística llena de creatividad y de imaginación creada nada más y nada menos que por el archienemigo de Spiderman: El señor Mysterio.
Bueno, nadie sabe quizá para el 2044 en el bicentenario de la Independencia dominicana un presidente con sentido de responsabilidad patriótica llegue y saque todo el gusanillo del caso y ponga fin a esta cadena de números irreales hasta que la ecuación quede totalmente despejada y resuelta. Dando con los perversos que orquestaron este embrollo malicioso y bochornoso de intentar destruir la democracia.
En fin, ¡Señor Presidente, mi hija es una de las ¨Popis¨ que están en la Plaza de la Bandera! Lo que queremos es consecuencias penales. Por ese golpe inconsciente a la democracia el calendario dominicano llora al tener que registrar el día negro y amargo del 16 de febrero como el Día de Negación de Libertad cuando se le negó a cada ciudadano el derecho a sufragar contraponiéndose al 27 de febrero: Día la Independencia dominicana.
(En el fondo esperamos, Señor Presidente, que si usted no revela ahora los nombres de los atracadores de libertad porque usted no lo sabe o por las razones que fuesen entendibles, por lo menos le solicitamos, que cuando escriba sus memorias no se le ocurra ni se conforme con dejar otra página en blanco).