El pasado día 16 de los corrientes, en el Palacio Nacional, el presidente Danilo Medina encabezó el primer Consejo del Gobierno ampliado y exigió a sus funcionarios, entre otras cosas, actuar con honestidad y transparencia. Y me pregunto, o más bien, me atreveré a preguntarle:

Sr. Presidente

¿De qué honestidad y transparencia habla, si muchos de los ministros, vice ministros, directores, encargados, que conforman su gabinete han permanecido por más de ocho años, sin buenos resultados?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si los cambios que se han generado en muchos casos no cuentan con el perfil para el desempeño de sus funciones?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si en muchos casos son protegidos los corruptos y premiados con ascensos?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si la selección de muchos cargos no son por méritos, sino por ser amigos o porque son figuras públicas o por haber formado parte de uno de los movimientos que apoyaron su candidatura, sin importar que su trayectoria no vaya acorde con el puesto?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si muchas personas –los famosos compromisos- han permanecido en la nómina, cobrando un sueldo durante más de diez años, faltando a sus trabajos y ahora lo premiarán con una pensión?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si las auditorías que se realicen, si es que se hacen, no serán tomadas en cuenta o taparán las faltas para proteger a personas?

¿De qué honestidad y transparencia habla, si a pesar de que usted invitó a la sociedad a estar vigilantes de las actuaciones de los servidores públicos y denunciar cualquier actuación incorrecta, no será, como nunca se hecho, tomada en cuenta por las autoridades?

Sr. Presidente, con todo respeto, me parece que comenzaron mal.