El día en que al rey Salomón le llevaron el caso difuso entre dos mujeres que se peleaban. Una de ellas su hijo había muerto y procuraba hábilmente granjearse el favor de quedarse con el otro niño que estaba vivo. Ambas madres se halaron ¨los moños¨. La mujer a la que se le había muerto el hijo intensificó la presión al rey de Israel ¨para que este le entregara los derechos del hijo vivo, a pesar de que este no era su hijo, puesto que su hijo, ciertamente, era el que había muerto. De todos modos, ella (la madre del niño muerto) insistía para que le entregaran el niño vivo.
El rey Salomón era un juez que solo buscaba la verdad, la justicia y la paz (por cierto, no se parecía en nada a algunos jueces de la época que emiten fallos o sentencias complacientes a favor de algo o alguien a cambio de prebendas o empleos onerosos a descendientes, novias, amantes…). El rey decidió partir el muchacho en dos partes iguales y entregársela a ambas madres para que no sigan peleándose. Cuenta la historia bíblica que la verdadera madre del niño vivo, le dijo al rey: ¡No lo mates! ¡Dáselo entero a ella!…
Poniendo en contexto lo ocurrido la semana pasada con la soberana decisión del Pleno de la Junta Central Electoral (JCE) que ordenó ¨eliminar el arrastre de los senadores con los votos propiamente de diputados¨. Sólo 26 de 32 provincias que tiene el país; 6 provincias mantiene el arrastre: el Distrito Nacional, La Vega, Puerto Plata, San Cristóbal, Santiago y Santo Domingo. ¿Por qué?
[…] Ser presidente de la Junta Central Electoral no es convertirse en dueño de la gente, ni de la soberanía de un país, ni de las demarcaciones territoriales, ni de lo que la gente piensa, ni de las emociones de ellas. Tampoco, ser presidente de la JCE es un ¨cargo¨ para tomar la decisión o abrogarse la atribución de dividir el país en dos ni en tres ni cuatro… El presidente de la JCE ni ningún mortal (ni dominicanos, ni americanos, ni rusos, ni europeos…) están por encima de la Ley ni de la Constitución.
Todo lo contrario, ser presidente de Junta Central Electoral es cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución. Es no recibir presión de nada ni de nadie para mantener a flote el país y la paz de sus ciudadanos mediante un Estado Social y Democrático de Derecho que funcione plenamente. Tener la investidura de presidir tan elevado órgano regulador de la paz y de justicia de los derechos de elegir y ser elegido. Ser presidente de la JCE es aquel o aquella funcionario público que se encarga de proteger, salvaguardar y defender la soberanía, los símbolos patrios y la libertad; además de promoverlos.
Entonces, es una [soberna] contradicción que viola el derecho de los votantes cuando El Presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Magistrado Julio César Castaños Guzmán, señaló públicamente lo siguiente: «el que 26 provincias ya no tengan sumatoria de votos al Senador/a, sino que habrá cuatro niveles de elección de conformidad con el artículo 92 de la Ley No.15-19; es un gran paso de avance del sistema electoral dominicano y del ejercicio de los derechos políticos, y como una gran conquista del pueblo dominicano» Y que dice usted, señor Presidente de las 6 provincias que faltan para completar las 32 que conforman el territorio nacional; ¿no son provincias dominicanas; acaso son de otra nacionalidad: española, mexicana, peruana…?
Señor presidente de la JCE, los candidatos a senadores que a partir del 2020 quieran alcanzar la curul en el Senado de la República Dominicana, tienen que rascarse con sus propias uñas (y usted y ellos (el Pleno): respetar y acatar la Constitución y las leyes).
Por eso y otras razones más dudo de los roles que está jugando la Junta Central Electoral en este preciso momento (sospecho: hay gato entre macuto), y además de algunas pifias de amateur que han cometido con algunas compras, selecciones de funcionarios para integrar las Juntas Municipales, etc….
Señor presidente de la JCE si usted admitiera que hubo una mala interpretación del artículo y la ley en cuestión, dele para atrás a eso; y volvamos a empezar.
Al contrario, de usted mantenerse insistiendo en lo mismo, que no hubo torpeza en esto, y que la disposición tomada por el Pleno de Junta Central Electoral es de conformidad con la Ley Orgánica de Régimen Electoral núm. 15-19; está claro, que alguien o un sector detrás de bambalinas ha tendido una trampa de telaraña para cazar a los grupos ingenuos que promueven las aspiraciones de candidatos a diputados y senadores de los partidos de oposición, en especial en esas 6 provincias señaladas en los párrafos anteriores.
«Señor presidente de la JCE: en lugar de dividir el país en dos grupos (como está dividido Venezuela): uno de 26 y otro de 6 privilegiados… preferimos que se lo den todo a ella (a la madre del niño muerto), y que no dividan en dos (el muchacho que está vivo)». ¡Estólido!