El pasado martes 15 de este mes, los directivos de Senasa les remitieron una comunicación a  algunos centros médicos del país, en la cual les informaba  que a partir del 16 de octubre los pacientes con cáncer afiliados al régimen subsidiado no continuaran recibiendo la cobertura de los tratamientos con quimioterapia y de braquiterapia.

Detengámonos en el caso de la braquiterapia.

La braquiterapia consiste en introducir por la cavidad vaginal una fuente emisora de radiaciones que se aloja secuencialmente en unos aplicadores metálicos colocados próximo o en contacto con el área tumoral.

La braquiterapia es la tecnica por excelencia para completar con éxito el tratamiento a las pacientes con cáncer ginecológico. Es una tecnica extremadamente eficaz, puesto que concentra la irradiación letal casi exclusivamente en el tumor.

La cantidad de dosis de radiación requerida para curar o controlar la enfermedad no se puede lograr  solo con irradiación externa desde el acelerador lineal sin afectar tejidos sanos,  por lo que necesita ser completada con un tratamiento in situ como el que provee la braquiterapia. Si el tratamiento se hace solo con el acelerador la paciente nunca recibirá la dosis necesaria y casi seguro que en breve tiempo reaparecerá la enfermedad en forma de recurrencia o recidiva fatal.

La braquiterapia, pues, no es una alternativa u opción de tratamiento frente a la cirugía o al acelerador lineal, es un complemento obligatorio, que ni sustituye a las otras técnicas ni puede ser sustituida por aquellas.

Así las cosas, los directivos de Senasa deberían comprender que la aplicación de braquiterapia es inevitablemente costosa, porque  debido a las técnicas y carga radiactiva de las  fuentes utilizadas  cada paciente involucra la intervención directa de un médico, una enfermera, un anestesiólogo, un físico médico y una técnica de radioterapia, aparte de la compra cada tres meses de la fuente radiactiva en el extranjero a un costo aproximado de 50 mil dólares anuales-

Sera imposible ofrecer esos servicios a precios por debajo de sus costos y ahora, si se mantiene  la decisión anunciada por Senasa, las desdichadas mujeres pobres con cáncer, que debido al protocolo regularmente llegan a la braquiterapia al final de una larga jornada de gastos en quimioterapia, cirugía y radioterapia externa, no quedaran con ánimo ni recursos para pagar la fase última e imprescindible de su tratamiento: la braquiterapia.