Pasé la niñez, juventud y adultez, recibiendo la Semana Santa con el inicio de domingo de ramos. Para el mundo cristiano, este periodo, tradicionalmente, nos invita a la reflexión, el recogimiento, al comedimiento, a la sobriedad, al descanso individual y colectivo, en fin, a la quietud…a la tranquilidad y paz espiritual. Culturalmente, nos preparamos para no consumir carnes sino pescado disecado -bacalao, arenque-, o cualquier producto alimenticio que sustituye las carnes y las habichuelas o habas con dulce, se ponen de moda y se ofrecen a familiares y amigos, como tradición.
Con los años, he visto una diversificación de las actividades en la Semana Santa. Como hemos dicho antes, unos se van a las playas, ríos, valles y montañas; otros acuden a las iglesias según sus creencias, pero otros se quedan en las ciudades. El Viernes Santo, es el día que todos o la gran mayoría de los dominicanos, respetamos, es el día cumbre de la Semana Santa. Ese día es o era de recogimiento total, tanto así, que el gobierno hasta prohibió la venta de bebidas alcohólicas -creo que esta administración, lo ha prohibido para “congraciarse” con la jerarquía del Clero Dominicano, que está pidiendo que el presidente Medina, enfrente a la Embajada de Los Estados Unidos, por la preferencia sexual del Embajador-.
Pero el motivo de este artículo, es para llamar la atención o hacer la observación, sobre lo cambiada que está la Semana Santa. Por razones personales, salí el Viernes Santo para Jarabacoa, mi sorpresa fue muy grande porque no percibí el recogimiento esperado, el respeto a ese día sagrado para los cristianos por la muerte de Jesús. La carretera estuvo más transitada que en las fiestas navideñas, es decir hasta peligrosa -incluyendo motocicletas sin luz y conductores tomando alcohol, a pesar de la prohibición- para los que tuvimos que conducir por obligación. Pero más sorprendido me sentí, cuando observé a los colmados y lugares de expendio de bebidas alcohólicas y música capaz de rompernos el tímpano, abiertos como un día cualquiera de festividad.
Entonces, al ver que ya no se guarda el Viernes Santo, me pregunto ¿Ha cambiado la Semana Santa? y si ha cambiado ¿cuál es la razón o razones para dicho cambio? ¿Qué han hecho o dejado de hacer los jerarcas de la Iglesia Católica Dominicana, que ya no creemos como antes? ¿Será el descrédito debido a los curas violadores de menores?
Creemos que la Iglesia Católica, debe someterse a una evaluación porque solo falta que eliminen los mitos de la existencia del infierno -para los calificados de pecadores- y de la gloria -para los calificados de obedientes a la Ley Divina-, como máximo castigo a los violadores o cumplidores de los preceptos dogmáticos, tomando en cuenta que habrán muchos que irán al “infierno” de los que deben velar por su no violación.