El desarrollo económico, la industrialización y la movilidad social traen consigo la consecuente proliferación de medios de transporte de carga y personas de todo tipo, los cuales requieren, como es natural, de mantenimiento preventivo y las reparaciones correspondientes.
El parque vehicular del país se incrementa cada día más y al mismo tiempo proliferan los talleres de mecánica automotriz que les brindan servicios a esos vehículos, siendo esos talleres de diferentes niveles en cuanto instalaciones, equipamiento, organización, selección y capacitación del personal, la variedad y la calidad de los servicios que ofertan.
Pero también, dependiendo del nivel de los talleres, de la voluntad de sus propietarios y de la motivación de los empleados, se aplicarán las medidas de seguridad e higiene para el control de los riesgos a que se exponen esos y así prevenir o reducir al mínimo los accidentes de trabajo (AT) y las enfermedades ocupacionales (EO).
Es oportuno recordar que un accidente de trabajo (AT) es un acontecimiento de aparición súbita, que puede ocasionar daño a la persona o la propiedad y que puede ser causado por actos inseguros (la persona) o por condiciones inseguras (el ambiente laboral) y que por consiguiente pueden ser evitables.
En cambio, la enfermedad ocupacional es de aparición crónica, paulatina, donde la salud de los trabajadores y trabajadoras se ve afectada por la explosión por mucho tiempo a sustancias o elementos dañinos presentes en el medioambiente donde desarrollan su trabajo habitual, y al igual que los AT pueden ser perfectamente prevenibles aplicando los controles adecuados.
Visto lo anteriormente expuesto, hay que decir que los trabajadores y trabajadoras de talleres de mecánica automotriz son susceptibles a padecer accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales, entre otras causas: por la manipulación inadecuada materiales, equipos y herramientas, la exposición a sustancias químicas tóxicas, el ruido, las vibraciones y las radiaciones. Se encuentran también afectados por riesgos ergonómicos que les ocasionan trastornos de huesos, músculos y articulaciones.
Entre los riesgos que afectan la salud de los trabajadores de talleres de mecánica podemos mencionar la manipulación inadecuada de herramintas que incluye: los movimientos repetitivos por largo tiempo; la elevación incorrecta de manos, brazos y codos; herramientas inapropiadas o defectuosas y las posturas incorrectas por largo tiempo.
Otro riesgo lo constituye la manipulación manual inadecuada de cargas, entre lo que se puede señalar: levantamiento, movimiento y traslado de carga incorrectos en cuanto a peso, capacidad, técnica y la no utilización de medios auxiliares (grúas, montacargas, elevadores, etc.).
Las sustancias comúnmente presentes en un taller de mecánica automotriz, si no se aplican los controles adecuados, pueden afectar la salud de los trabajadores. Entre estas sustancias encontramos: combustibles (gasolina, gasoil), lubricantes, desgrasantes y detergentes, pinturas, solventes, etc.
Existe también en ese ambiente el riesgo por exposición a radiaciones (soldadura), descargas eléctricas por instalaciones deficientes, lesiones por falta de etiquetado y almacenamiento inadecuados y derramamiento de sustancias (combustible, aceites, etc.), organización deficiente de materiales y equipos e instalaciones defectuosas o inadecuadas.
Es de importancia señalar que la ausencia de los equipos de protección personal adecuados (gafas, guantes, overol, zapatos de seguridad, etc.) o colectivos (señalización, barandillas, etc), son causas frecuentes de accidentes de trabajo y enfermedades ocupacionales. También constituyen causas de accidentes de trabajo las malas condiciones de estos equipos o la no utilización.
Es decir, que encontrándose los trabajadores de talleres de mecánica automotriz expuestos a los riesgos arriba señalados, de no implementarse los controles pertinentes podrían verse afectados por: traumas y heridas, caídas a nivel o de altura, tropezones, resbalones, dolores y lesiones osteomioarticulares (dolor de espalda y hombros, hernias discales, esguinces, etc.), atrapamiento y aplastamiento de manos o pies, traumas por choque de vehículo en movimiento o caída de objetos.
Hay que mencionar también el trauma de ojos por particulares proyectadas, quemaduras por contacto eléctrico, químico, o térmico (incendios, explosiones, etc.). La hipoacusia o disminución de la audición por la exposición a ruidos y las afecciones neurológicas por vibraciones son enfermedades ocupacionales a tomar en cuenta.
Las lesiones de la piel como las alergias y las dermatitis por contacto debido a la exposición a sustancias tóxicas y dañinas son de los motivos de consulta más frecuentes en los servicios de salud ocupacional. Sin subestimar los trastornos de vías respiratorias ocasionados por la inhalación de humos y vapores tóxicos.
Dado que como habíamos dicho que tanto los accidentes de trabajo como las enfermedades ocupacionales pueden ser prevenibles o reducidos al mínimo con adecuadas medidas de control de riesgos, es por lo que se recomiendan, entre otras: evaluación médica preempleo y periódica del personal, educación sanitaria, capacitación continuada, implementar y sistematizar la evaluación y control de riesgos, manteniendo preventivo y correctivo de instalaciones, herramientas, equipos y maquinarias, orden y limpieza del ambiente de trabajo disponiendo "un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar" y motivación del personal para el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad.
Proporcionar a los operarios los equipos de protección personal adecuados, asegurar su uso correcto y el mantenimiento en buen estado o la sustitución en caso de deterioro siempre es oportuno y necesario, aunque tienen mayor relevancia las medidas de control que se aplican sobre las fuentes del riesgo y no sobre las personas, siempre que sea posible.