M. Lalonde, M. Jenicek, R. Cléroux, A. Dever y Roy Rojas en sus estudios sobre los accidentes de tránsito,  delimitan un modelo que demuestra que en todo accidente, el factor humano “determina y precipita” las pérdidas de vidas, las lesiones y los daños económicos. De ahí que todo buen programa de prevención debe focalizar acciones dirigidas a transformar el modo o estilo de vida de los seres humanos de una sociedad o territorio concreto. Epidemiológicamente un factor “determina” cuando se asocia directa o indirectamente de forma probabilística a la ocurrencia de un fenómeno. Pero si además este factor de riesgo “precipita” un accidente, significa que el daño a la salud o la muerte, ocurren siempre casi de forma automática.

Los cinco (5) determinantes y precipitantes de muerte por accidentes de tránsito según estudios de OMS/OPS y BID son: i) exceso de velocidad, ii) conducción bajo efectos del alcohol, iii) no uso de cascos protectores en motociclistas, iv) no utilización de cinturones de seguridad y v) ausencia protectores para infantes y niños en los vehículos. Todos estos factores resultan del modo de vida de la gente y muy en especial, de la cultura vial que en República Dominicana se ha asumido como la manera espontánea de la gente comportarse. La cultura vial resulta del modo de vida cómo los dominicanos asumen sus labores cotidianas en el tránsito, son prácticas de riesgo que tomamos de forma natural, repetitiva y constante.

EL EXCESO DE VELOCIDAD es el primer factor determinante y precipitante de accidentes mortales. Conducir a grandes velocidades (>100km/hora) es parte del modo de vida de los conductores dominicanos. Sin embargo no se sabe a qué se le llama en esta nación “exceso de velocidad” en kilómetros por hora. La de ley tránsito vigente 241-67 lo contempla: (Urbana 35, Rural 60); sin embargo el proyecto de ley que cursa en el Congreso Nacional lo delimita en otros niveles, pero no especifica cómo medirlo. No hay una vía dominicana en condiciones preventivas para acelerar a más de 100 Km/horas. Los ayuntamientos permiten que se coloquen miles de casetas de ventas ambulantes en las vías interurbanas; los peatones cruzan las carreteras sin precaución, ni visibilidad, cientos de escuelas se ubican al lado de las vías, exponiendo miles de estudiantes a los accidentes. Tampoco existe el control automatizado de la velocidad.           

LA CONDUCCIÓN BAJO EFECTOS DEL ALCOHOL es el segundo factor determinante y precipitante de accidentes fatales. En San José Costa Rica, promovido por el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI) participamos en una competencia con simuladores virtuales para valorar quién esquivaba mejor un conjunto de obstáculos con el efecto simulado de 1,2,3… cervezas. Los resultados son alarmantes y chistosos. En la vida real de República Dominicana, todavía muchísimos negocios ubicados en las estaciones de combustibles lo que realmente hacen es incentivar el consumo en conductores, lo mismo promueven varias empresas de productos alcohólicos al señalizar casi todas las vías nacionales. También el Estado dominicano permite la masificación de este riesgo. Los alcoholímetros al aliento son parte de las herramientas necesarias que hay que instalar en todas las vías, pero aquí no se usan. No sé qué funciones realizan los carritos COBA (Control Bebidas Alcohólicas), sin tecnologías, ni apoyo.   

LA AUSENCIA DE CASCOS PROTECTORES HOMOLOGADOS EN MOTOCICLISTAS es el tercer factor. Determina miles de muertos, especialmente en jóvenes. Lo que acontece en esta República es ridículo, y nos muestra como uno de los pocos países sin normas. No hay motociclista de la policía o ejército que conduzca con cascos protectores. Tampoco lo llevan aquellos que trabajan en empresas de seguridad; menos aún los mensajeros de muchas entidades privadas, absolutamente nunca los “deliverys” que llevan a nuestras viviendas productos. Cascos protectores homologados es una categoría de seguridad vial que fue impuesta desde 1957 en USA. Se mide la calidad del casco por su resistencia a golpes y su capacidad de proteger el cerebro. Es este casco homologado lo debe llevar las dos personas que exclusivamente deben montarse en una moto, no las “mil” que se suben en una motocicleta dominicana. 

EL NO USO DE CINTURONES DE SEGURIDAD es el cuarto factor determinante y precipitante de fallecidos en el tránsito. El uso del cinturón reduce de 40-50% el peligro del conductor morir en un accidente y 75% en acompañantes de asientos traseros. En Dominicana, casi nadie usa el cinturón de seguridad con regularidad y la ley actual no es clara al respecto y el proyecto de ley que de discute en el Congreso Nacional lo deja para el artículo 230. No lo usan los choferes, tampoco sus acompañantes en el asiento de al lado, menos aun lo que se sientan detrás. República Dominicana es uno de los ocho países de las Américas sin leyes, ni normas, ni control riguroso sobre el uso obligatorio del cinturón.    

LA GRAVE AUSENCIA PROTECTORES PARA NIÑOS EN VEHÍCULOS es el quinto factor determinante y precipitante de muertes. Igualmente en República Dominicana la irresponsabilidad de los padres y las madres dominicanas en el tránsito avergüenza al mundo y los hace proclives de acusación de “homicidio involuntario” contra sus hijos. Los infantes menores de cinco años se salvan de morir en un accidente de un 70-80%, cuando sus padres los protegen con asientos especiales, y los niños mayores en prácticamente en un 70%. Nueva vez la República Dominicana es uno de los ocho países de las Américas, sin leyes, ni control claro sobre el uso de protectores infantiles en los vehículos.      

Seguridad Vial con Rostro Humano implica entonces concentrar todo el accionar preventivo en estos (5) cinco factores de riesgos determinantes y precipitantes de muertes prevenibles en las calles, carreteras y vías. La propuesta de ley debería estar diseñada con este criterio, separando la seguridad vial, de otras normas y mandatos comerciales de regulación del tránsito y transporte.  Ese debería ser el enfoque.