A pesar de que la República Dominicana cuenta con condiciones excepcionales dada ubicación geográfica, una red fluvial considerable en comparación con países de la región y la asignación de cuantiosas partidas en el presupuesto nacional para el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado (INAPA) y los acueductos es evidente y a la vez preocupante saber que no cuenta con Seguridad Hídrica.

Roturas de tuberías principales, averias en los acueductos, escasez de lluvia, ríos que se han secado, tiempos sequías, racionamiento no programado, etc…les suena a algo conocido?

Según un estudio llamado “¿Hundirse o Nadar? La Seguridad Hídrica para el Crecimiento y el Desarrollo” (Sink or Swim? Water Security for Growth and Development)” publicado por los investigadores Claudia Sadoff y David Grey en 2007, la seguridad hídrica o seguridad del agua debería ser una prioridad esencial para el desarrollo y supervivencia de los países.

La seguridad hídrica puede definirse como la provisión confiable de agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios y los medios de subsistencia, junto con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua (Sadoff y Grey 2007).

Acá la pregunta: ¿Cual es, entonces el nivel de riesgo aceptable relacionado con el agua?

El lector no podría imaginarse todas las implicaciones que podría traer consigo este simple cuestionamiento puesto que el factor a determinar el riesgo deriva en varias aristas que tienen que ver con el tiempo de provisionamiento, el ciclo del agua y su estacionalidad, la temporada de lluvias, la estructuración de los suelos, la temporada monzónica, fenómenos atmosféricos de El Niño y la Niña, el calentamiento global, el control del desperdicio.

Todo eso, además de la adecuada administración y racionalización de los recursos hídricos que, entre otros factores de índole tecnico-científico, geográficos y sociales. Todas son las amenazas que determinan los riesgos que una vez identificados, analizados y tratados nos llevan a tener eso que llamamos seguridad hídrica, la cual es indispensable para el sostenimiento de la vida y el buen desarrollo de la humanidad.

Paradojicamente, los seres humanos vivimos buscando agua en otros planetas y colectivamente tenemos muy poca conciencia. Como dice la trova Pobrecito mi Patrón de Facundo Cabral: «Juan Comodoro, buscando agua encontró petroleo, pero murió de sed.»

El artículo 15 de nuestra Constitución establece de manera clara que “El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida".

Nuestra realidad es que debemos proteger el bosque y los suelos para poder conservar el agua y obtener seguridad hídrica:

Debemos cambiar a un esquema más sostenible para la conservación de nuestros suelos y nuestros bosques, cambiar el esquema de excavación de cuencas de ríos para la extracción de agregados y establecer un esquema granceras y de extracción canteras para proveer al sector construcción, propiciar la construcción de embalses de seguridad que sean utilizados en casos de emergencias, establecer la obligatoriedad de que los ganaderos creen reservas, pozos freáticos y que utilicen medios, mecanismos y medidas para guardar agua para la ganadería y la agricultura, educar para reducir el desperdicio y crear un plan nacional de preservación de los recursos hídricos.

Debemos educarnos: Si nosotros los dominicanos a quienes nos duele este país no tomamos carta sobre el asunto, si no nos decidimos a tener un mejor país, si no creemos que podemos vivir mejor, nuestros hijos tendrán que abandonar la tierra que los vio nacer o estarán condenados a morir de sed. Es ahora o nunca. Todos debemos actuar y poner de nuestra parte.