Excelentísima Primera Dama de la República
Su Despacho
Ciudad.-
Distinguida Señora:
Le vuelvo a escribir esta vez aún más esperanzado. Debo confesar que nunca antes me había dirigido a tan altas esferas del poder político nacional y que mi humilde condición de ciudadano dominicano es la de un ser humano común y corriente como cualquier otro, pero tengo un particular interés por los asuntos relacionados con el patrimonio público, y de manera muy especial, por el patrimonio monumental, por modesto que este sea. Y es por lo que insisto ya que, probablemente, cuando lo hice la primera vez, la semana pasada (viernes 7), estaba usted demasiado ocupada en funciones propias de su alta investidura y estoy casi seguro que nadie de su cercanía, le hizo saber que se le estaba requiriendo, por escrito, para subsanar un entuerto que alguien de su despacho había provocado al agredir escandalosamente, en lo visual, un escultura urbana que tiene su historia. Por eso permítame reiterarle el pedido y repetir algunas informaciones sobre el particular consciente de que por Twitter le deben haber llegado reclamos de varias partes del mundo, remitidos por dominicanas y dominicanos que se manifiestan consternados ante el mismo asunto.
Y es que la positiva campaña promocional de valores "¡Bien por ti!", que su despacho lleva a cabo exitosamente, sin ninguna duda, equivocó sus alcances al utilizar, indecorosamente, un escultórico y volumétrico mobiliario urbano que tiene su propio discurso dentro del paisaje de la capital dominicana. Pintar de verde el Monumento "a la Independencia Financiera" y sobre ese color como base, pintoretear eslóganes, frases y llamados en negro, en rojo y en blanco, ha convertido, a dicha pieza artística, en un burdo cartel lleno de grafitis, en unas paredes más de las tantas mugrientas que hay en la descuidada capital dominicana. La acción de sus asalariados ha sido descarada e inescrupulosa.
Sin embargo, seguimos creyendo que no ha sido usted la responsable directa de semejante agresión. Que alguien de su entorno, por congraciarse aún más con usted y con la campaña de marras, tomó la iniciativa de elegir ese monumento, que ya tiene 69 años, e hizo allí lo que a los ojos de quienes lo han visto, es un grosero ataque de insensibilidad hacia lo artístico y lo urbano.
Obviamente que dicha acción se basa en la falta de autoridad nacional, consciente sus ejecutores que nadie podría impedir su abusiva utilización proviniendo de tan elevado despacho palaciego (aunque funcione fuera del recinto de Gascue). Pero como es sabido, ni la honorable Alcaldía ni el culto Ministerio de Cultura, habrán puesto objeciones al "creativo" o "creativa" que por su ignorancia, ha incurrido en el delito de embadurnar un bien patrimonial moderno.
Eso contradice el popular eslogan de su campaña puesto que esto está muy mal hecho por ellos o por ellas. Pero por favor, no les vaya usted a llamar la atención. Le pido, respetuosamente, que sea indulgente con ellos o con ellas, y deles a leer (sería como castigo) parte de la historia de la ciudad de Santo Domingo.
Sin embargo algo debemos agradecerle a ellos o a ellas. Y es que han resucitado un monumento perdido en las brumas de su pasado histórico puesto que su génesis es tan oscura como su propio pasado.
Pero ya con deseos de corregir, haga propicia la ocasión y ordene recuperar el monumento restaurándolo. Perdone que mis peticiones puedan ser interpretadas como mandatarias, pero le confieso que no encuentro otras maneras dentro de mis limitados alcances en la escritura epistolar.
En mi primera carta dirigida por este mismo medio a usted, le sugerí dedicarlo a recordar el alzamiento cívico militar de 1965 y que le devolvieran sus musas, patéticamente desgastas y desaparecidas en las dos caras laterales del este y el oeste. Solicité, ingenuamente, que ojala se incorporara al monumento, la necesaria información, "sin vergüenzas ni lastres políticos", que expliquen en una tarja (y ahora se me ocurre, en varios idiomas), el origen y cambios en el mismo, para educación ciudadana y turística.
Le termino esta misiva como terminé la primera: La comunidad artística, intelectual y culta del país, le dirá, sumamente agradecida "¡Bien por ti!". Gracias infinitas por prestarle atención a estas letras.
Emilio José Brea García
PD:
Me ofrezco gratuitamente para asesorarle en el trabajo de restauración (y que conste, soy una víctima más del desempleo profesional), pero me duele esta ciudad y lo que está ocurriendo en ella por tanta irresponsabilidad estatal, municipal y ciudadana.