Aunque mañana fuera el
día del fin del mundo,
yo plantaría todavía manzanos
en el día de hoy.
M. Lutero.-
Como siempre yo, confundido con las señales que me envía el receptor, aunque podría ser que no sea yo el problema sino, lo confuso del mensaje, sin otra opción que entrevistarse con él o esperar que pueda descifrar sus mensajes. Si, divago entre realidades-percepciones y proyecciones que para nada me gustan, porque no sé si las expectativas han superado nuestras reales opciones. Pero, eso sí, estoy plenamente convencido de que el silencio siempre habla, que la autoridad que guarda silencio, ante un hecho bochornoso conocido, se convierte en cómplice y aun, cuando ese silencio calle, por igual mata.
Muchos de mentes muy cortas, pero con influencias, ya sean mediáticas o de poder, pretenden hacernos confundir de cuando se sigue un líder y cuando se sigue un hombre, algo siniestro, pernicioso y peligroso. Porque el líder, en sí, es un ente evolutivo que va acorde con las diversas situaciones que se le presentan y de igual manera, cambia sus estrategias y sus tácticas, hace su propia reingeniería, no así el hombre, lleno como es, de prejuicios, ínfulas y desubicación con relación al tiempo y las circunstancias.
La suerte está echada, pero me gusta más la acepción de; “lacta esto Alea” o que esté el dado lanzado, como si fuera un lanzamiento ya en camino hacia el bateador, que no lo podemos detener debido a que todo depende del bateador. ¿Parábolas? Es posible pero, si hasta el hombre aquel hablo así, entonces porqué no. Me parece que todos comprenden los hechos y las manifestaciones que se nos están presentando y no hay que estar o ser muy específicos como si tratáramos con párvulos o como muchos se quieren hacer o presentar, como reales pendejos.
En estos precisos momentos, no estamos mal pero, tampoco estamos bien, más bien, estamos en un limbo en medio de penas, amarguras y una pandemia asesina, alimentada por la irresponsabilidad política de hombres sin escrúpulos, ataviados con ropas de mansas ovejas cubriendo su pelaje de fieros lobos.
Quizás este pueblo sea algo especial, olvidadizo de tantas cosas y sobre todo, lo rápido que lo hace, aunque especialista en crear héroes, por lo regular de barro o de papel que no soportan la más mínima presión o cuestionamiento. Muchas veces, esta particular característica nos hace pensar que somos un pueblo que sufre de atonía frente al proceder de los políticos. Hoy día, muchos no quieren comprender que el mañana es hoy aun y se escuche o vea medio disparatado, pero lo más importante es que ese hoy, por igual es el ayer o su manifestación.
Parece, solo parece, que algunos han llegado a creerse Luís XIV con su famosa frase L’État, C´est Moi, sin detenerse a pensar que aquí no hay monarquía, con todo y hayan hecho lo que les ha venido en ganas, tanto con el erario como la acomodación de las leyes a su puro capricho, sin que les haya afectado ningún régimen de consecuencias por ello, pero, por primera vez, el pueblo les ha hecho comprender que L´état, es él.
Pero hoy no estoy por decir mucho, exhausto quizás por todo lo que costo sacar esta claque política corrompida hasta los huesos y esperar, solo esperar que no se repitan los errores del pasado con el famoso borrón y cuenta nueva, porque de así hacerlo, les pesará tarde o temprano a estas autoridades, tal y como les ha pesado a otros y que hoy, por la condescendencia Presidencial, ha y está pagando el pueblo. ¡Alea jacta est! ¡Sí señor!