La especulación habitual del sector financiero debe ser ahora revertida. Sus enormes beneficios en medio de esta crisis deben reducirse para compensar al sector productivo y de servicios personales, sobre todo mediano y pequeño, semiparalizado o en quiebra. Este sector financiero, en medio de la economía paralizada no ha hecho ningún sacrificio, sino, que al contrario ha recibido del Banco Central (BC) fondos por 190 mil millones de pesos, de encaje y facilidades de liquidez (Repos), al 3% para prestar al 8%, representando ese 5% de intermediación unos 9,500 millones de ingresos y más de la mitad de ellos en beneficios. Esa gran sobreliquidez le deja libre más de 300,000 millones acumulados por depósitos de particulares, para sus otros préstamos y negocios, algunos de los cuales es comprar cerca de 1000 millones de dólares que el BC ha puesto en el mercado; comprar certificados y letras del mismo BC y de Hacienda, recibiendo rentabilidad por encima del 9%; seguir con el negocio de las tarjetas de créditos, cartas de créditos, transferencias, préstamos inmobiliarios, etc. El país, los productores directos y asalariados en general están primero que el oligopolio financiero. Por todo esto, se necesita, al menos dos medidas urgentes del Estado: 1. Bajar las tasas por préstamos o activas del 0 al 5%, según la procedencia de los fondos y su destino. 2. Gracia de pago del capital hasta junio de 2021, revisable.