SECO

En la República Dominicana no se duda en emplear el adjetivo del título, seco, ca, para aplicárselo a una persona que ha perdido la capacidad para producir con sus facultades creativas.

Este concepto tiene algo de particular en el habla y la escritura dominicana porque no se ajusta necesariamente a los parámetros que rigen el uso en la generalidad del habla hispana.

Mediante estas líneas se tratará de poner bien claro cuál es el concepto en el español dominicano y cómo este es conocido en otros lugares, sin que se haya reconocido de modo total el matiz del vocablo en todos los idiomas del español.

Este es el período en que los poetas se sienten desamparados de las musas

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua no tiene una definición para el vocablo seco que satisfaga a plenitud el sentido que se le confiere en español dominicano al seco aplicado a una persona.

No hay que precipitarse a sacar conclusiones con respecto a este “seco” dominicano. No se trata del individuo falto de amenidad que asientan algunos diccionarios. El seco dominicano es una transferencia que se hace a la persona de la cualidad de un árbol; que no puede producir frutos; pero con la salvedad que los frutos a que se contrae la noción del seco dominicano son de la producción intelectual.

El Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos consigna en detalle una acepción a la que se alude porque se ajusta muy bien a la significación en dominicano que se expone aquí.

Referido a cosas intelectuales’, este diccionario ofrece el sinónimo ‘improductivo’. En la versión que consta aquí se invirtió el orden de los factores que presenta el DEA porque sirve mejor para el propósito de este argumento.

Con alguna frecuencia en los círculos de cultura dominicana se acostumbre a mencionar ciertos períodos de baja o ninguna productividad intelectual de algún escritor o artista con ayuda del adjetivo seco. No corresponde completamente a la esterilidad porque la sequía puede ser temporal o pasajera. Este es el período en que los poetas se sienten desamparados de las musas.

SIGLA

. . .sería importante que los gobernantes de las Américas e integrantes de tantas SIGLAS recibieran periódicamente los dossier sobre la realidad venezolana. . .”

No constituye una rareza que la representación de algo (nombre, sigla) se haga o se convierta en el nombre de la cosa misma. No es menos cierto también, que el proceso en la mayoría de los casos, ocurra a la manera inversa. Es decir, que la cosa (institución) es la que se reconoce por sus siglas. Antes de pasar al cuerpo de esta exposición, vale la pena que se esclarezcan algunas de las palabras que se utilizarán en el curso de esta.

Una sigla, en singular, es la letra signo o signo que se emplea como abreviatura de una palabra

Una sigla, en singular, es la letra signo o signo que se emplea como abreviatura de una palabra. En la actualidad la sigla es la palabra formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión compleja. Es cualquier signo que sirve para ahorrar letras o espacio en la escritura.

Con las clarificaciones de las oraciones del párrafo anterior y próximo a este, puede notarse la evolución que ha sufrido el concepto a través del tiempo.

En muchísimas ocasiones los hablantes recurren a la mención de la cosa mediante el uso de sus siglas o de su sigla. No dirán la Organización de Estados Americanos, sino la OEA. Los franceses tienen recurso a este atajo de la lengua cuando en lugar de mencionar el país por su largo nombre se refieren a este como los USA, tomando las iniciales del país en inglés para su denominación en lengua francesa.

Lo que llama la atención en el artículo del periódico del que se sacó la cita es que a las organizaciones se las denomine mediante la palabra sigla en plural. Vale la pena que uno se detenga a pensar si esto es legítimo.

Es un recurso de reemplazo del nombre por su representación. No obstante el que el modo de aludir a los nombres o a las organizaciones sea legítimo con la ayuda de una palabra, eso no significa que deba practicarse la osadía. Si esto no constituye una violación a las leyes de la lengua, por lo menos se erige en una falta a los principios morales de la lengua culta.

Al final, hay que dejar aquí constancia de que se simpatiza con la manera de mencionar las organizaciones a que se refiere el autor del artículo. Naturalmente, eso no se traduce en licencia para que ese y otros columnistas se precipiten por la vía de la creación sin freno.

Hubiese sido más entendible y sencillo utilizar las palabras equivalentes a “organizaciones” para referirse ésas que el columnista deseaba mentar. El arrojo en lengua española no es una virtud.

MEMBRESÍA

“Aunque parecen pocas las perspectivas de Ucrania para obtener la MEMBRESÍA en el corto plazo de todos modos. . .”

Lo que se argumentará en esta parte de estos comentarios es lo relativo a la forma en que la Real Academia junto con la Asociación de Academias presenta la significación de la palabra del epígrafe.

Lo que consigna el Diccionario de la lengua española es que en algunos países se entiende por el vocablo del título la ‘condición de miembro de una entidad’. Mientras en otros países se comprende por medio de esta palabra el ‘conjunto de miembros’.

Sería bueno que de una sola vez los guardianes de la lengua adoptaran una norma bien definida para este tipo de excepciones

Para el grupo de países que utilizan el término con la primera significación hay que entender que los habitantes suman una cantidad superior a 158 millones. La población que usa la voz membresía con el segundo significado alcanzan la cantidad de 126 millones.

En los dos casos las cifras no alcanzan la mitad o más de de los hablantes de español. Hay que estar contestes en esto. Lo que hay que averiguar es si en los casos en los cuales la minoría de los hablantes comprende a los que hablan español en la Península, los académicos enumerarán a España entre esa minoría.

Sería bueno que de una sola vez los guardianes de la lengua adoptaran una norma bien definida para este tipo de excepciones.

Las personas que consultan un diccionario no están necesariamente interesadas en saber en cuál país en particular se reconoce una acepción diferente, sino cuál es esa significación. Poco importa quién la usa, sino el o los significados.

Todo lo expuesto con anteriormente ha de tenerse en cuenta si se recuerda que ‘la palabra membrecía no está registrada en el diccionario’. De esta manera lo expresa el DILE, Diccionario de la lengua española, de la Real Academia.

No hay que olvidar que en gran medida esta voz, membresía, tiene parentesco con la voz membership del inglés. Las acepciones de la voz inglesa corresponden a la creada en el español de muchos hispanoamericanos.

El fenómeno que se observa con este vocablo sigue la trayectoria que han recorrido muchas otras voces que hoy en día forman parte del léxico general, común, corriente e internacional del español.