“La ciencia es un magnífico mobiliario para el piso superior de una persona, siempre y cuando su sentido común esté en la planta baja. Pero sin una buena dosis de sentido común, mientras más ciencia, peor es para el paciente.” –Oliver Wendell Holmes, Sr.

Ante la escasez de un recurso de primera necesidad, el sentido común dicta que debemos administrarlo prudentemente, con criterio de justicia y eficiencia, para lograr el máximo bien común. La ciencia debe servirnos para cumplir con ese dictado del sentido común de gestionar juiciosamente la asignación de los limitados recursos en favor de la colectividad.

La aguda escasez de las pruebas moleculares de diagnóstico (RT-PCR) del novel coronavirus, agravada por la demanda desbordada por el nivel de contagio y recuperación en la República Dominicana en las recientes semanas, obliga a reconsiderar el protocolo actual para terminar el aislamiento y reintegrar a los pacientes “recuperados” a la cotidianidad. La práctica actual es requerir dos pruebas PCR negativas consecutivas a cada individuo antes de terminar su aislamiento.

Al 25 de julio se reporta que 28,603 pacientes se han “recuperado”, empleando al menos 57,206 pruebas en el proceso de comprobar su recuperación del CoViD-19 (muchas personas han requerido más de dos pruebas para cumplir con el requisito de dos PCRs negativas consecutivas), si todos han seguido el protocolo al pie de la letra. La continuada insistencia en las dos pruebas negativas consecutivas para dar de alta a los pacientes contribuye en gran medida a la tardanza en hacer pruebas de diagnóstico inicial a las personas con síntomas, y también a la lentitud de los laboratorios en dar los resultados. ¿Es realmente sensato seguir con este uso dispendioso de las limitadas pruebas PCR disponibles en nuestro país, habiendo tanta gente desesperada por la larga demora para hacerse el diagnóstico inicial?

Resultados de Covid-19 tardan hasta tres semanas en el laboratorio nacional según asistentes

El protocolo vigente en el Reino Unido desde al menos finales de marzo 2020 recomienda que el aislamiento se finalice 7 días después de los primeros síntomas o el resultado inicial de PCR positivo, sin necesidad de prueba negativa alguna para el descargo, siempre que la persona no padezca síntomas, o solo tenga falta de sentido de olfato/gusto y tos. En caso de persistir a los siete días síntomas como fiebre alta, escalofríos, rinorrea, inapetencia, dolor en el cuerpo o cansancio, el paciente debe continuar en aislamiento hasta 48 horas después que los síntomas cedan, sin necesidad de hacerse pruebas PCR. Este protocolo de tacañería en la utilización de las pruebas del National Health Service (NHS) aplica a todos los británicos sin excepción, no solo a los súbditos de a pie, pues fue aplicado a finales de marzo para terminar la cuarentena del Príncipe Carlos, según fue reportado por la BBC en su momento. Hay que tomar en cuenta el grado de confianza de las autoridades sanitarias británicas en su protocolo, aplicado incluso al heredero de la Corona.

Otros estados europeos con limitaciones de pruebas igualmente fueron adoptando esquemas para no requerir pruebas PCR para el descargo de los pacientes de COVID-19 de acuerdo con sus circunstancias particulares.  Ante esta realidad, finalmente todos se pusieron de acuerdo, y el 8 de abril el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades hizo lo propio al revisar  y oficialmente modificar su guía para terminar el aislamiento, adoptando 8 días como el tiempo prudente para los pacientes asintomáticos o con síntomas que no requieren hospitalización.

Los estadounidenses fueron remolones en reconocer su despilfarro de las escasas pruebas en el proceso de terminar el aislamiento de los infectados, o sospechosos de serlo, por el novel coronavirus. Han padecido una deficiencia crítica y crónica de pruebas PCR para controlar la propagación del coronavirus, en parte por mantener demasiado tiempo la práctica inicial de no terminar el aislamiento del paciente sin tener que gastar al menos dos pruebas.  A la luz de la ciencia actualizada, ahora la CDC estadounidense finalmente concede lo que en Europa se había comprobado hace meses:  las dos pruebas negativas consecutivas son innecesarias para terminar el aislamiento, salvo en casos muy especiales. Los estadounidenses, por su conservadurismo, establecieron 10 días, en lugar de los 7 de los británicos y 8 de los europeos, como tiempo prudente de aislamiento, eliminando la necesidad de pruebas excepto en casos especiales determinadas por el médico.

La CDC demoró hasta el 16 de julio para actualizar su protocolo, que ahora reza:

Cuándo puede estar con otras personas después de haber tenido COVID-19 confirmado o presunto

Actualizado el 16 de julio del 2020

Creo o sé que contraje COVID-19, y tuve síntomas

Puede estar con otras personas si:

  • Hayan pasado al menos 10 días desde la aparición de los síntomas y
  • Hayan pasado al menos 24 horas sin tener fiebre sin usar medicamentos antifebriles y
  • Hayan mejorado los síntomas

Si el resultado de su prueba de COVID-19 fue positivo pero no tuvo síntomas

Si sigue sin tener síntomas, puede estar con otras personas cuando:

  • hayan pasado 10 días desde la prueba de detección

¿Ante la preocupante escasez de pruebas PCR, por qué seguimos los dominicanos aplicando un protocolo desfasado para declarar recuperado al paciente de Covid?

No debemos perder más tiempo y malgastar valiosas pruebas, cuando la ciencia actualizada establece que generalmente no hay que insistir en tener dos pruebas negativas consecutivas para terminar el aislamiento domiciliario. Al 25 de julio, tenemos 33,242 casos activos, y debemos ahorrarnos las más de 66,000 pruebas PCR requeridas bajo el actual esquema de dos pruebas consecutivas negativas para declarar a esas personas “recuperadas” en las próximas semanas. Sigamos el ejemplo escocés del Príncipe Carlos, no el dispendioso modelo brasileño: Bolsonaro acaba de malgastar al menos tres pruebas para declararse libre de la “gripezinha”, que él dice haber espantado con hidroxicloroquina, en una nación con millones de ciudadanos desesperados por pruebas PCR.

Otra gran ineficiencia es nuestro uso de múltiples pruebas moleculares para el testeo de grupos asintomáticos por sospecha de contacto con una persona positiva al SARS-CoV-2. Tanto en Europa como en EE. UU. utilizan inicialmente una sola prueba para un grupo de personas, y solo si el resultado da positivo para el grupo, se individualiza el testeo para determinar la(s) persona(s) positivas al virus. Estados Unidos, al igual que en el caso anterior de las pruebas utilizadas para terminar el aislamiento, fue muy lento en adoptar la herramienta de “pool testing” para “hacer más con menos”: llegar con pruebas moleculares a mayor cantidad de individuos. En Alemania ya en marzo trabajaban con grupos de personal sanitario asintomático de hasta 30 personas por prueba, haciendo rendir los recursos que tenían, para ayudar a contener la pandemia protegiendo a su personal sanitario. No es hasta cuatro meses después que la FDA de Estados Unidos autoriza las pruebas moleculares grupales, pero limitando a 4 muestras por test. Al menos las autoridades estadounidenses finalmente han comprobado la efectividad de esta metodología para “que más gente sea sometida a la prueba utilizando menos recursos”. Precisamente, se trata de hacer rendir los limitados recursos disponibles para alcanzar a personas que no tienen síntomas, pero se sienten en riesgo por haber sostenido contacto significativo con personas positivas al coronavirus. Conocemos personalmente varios casos locales de familias asintomáticas de hasta 5 personas testeadas individualmente por haber tenido contacto sospechoso, cuando con una sola prueba se podía despejar la inquietud. El gasto monetario era inconsecuente para la familia, no así el despilfarro de cuatro pruebas que resultaron innecesarias para la sociedad.

Visto que las pruebas PCR son muela de gallo en nuestro país, el sentido común nos compele a seguir los pasos de los europeos y los norteamericanos, y hacer una asignación racional de este escaso recurso para lograr el mayor bien común. No dejemos que costumbres científicamente desfasadas y el mercado dicten quien tendrá acceso a las pruebas PCR. Si no gestionamos nuestros limitados recursos con ciencia y sensatez, los dominicanos no podemos quejarnos de seguir siendo pobres. Rindamos honor al sentido común y la ciencia, haciendo mejor uso de nuestros limitados recursos para fomentar el bien común, aunque las malas lenguas digan que somos tan tacaños como los escoceses con las pruebas PCR.