Al hacer  un símil con nuestros tradicionales  torneos de beisbol, este mes  República Dominicana sufrió dos derrotas. Primero, aunque los gobernantes peledeístas  Leonel Fernández y Danilo Medina, no acostumbran a  cambiar  funcionarios el 16 de agosto, la gente tenía “un sustico” de que el Presidente hiciese algún cambio.

Esperaban que cambiara aunque sea al funcionario más impopular o que hiciese  movimientos en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Para remachar en la “mala suerte”, después de la algarabía y preparativos para recibir el eclipse, no se pudo ver por una repentina lluvia. Se quedaron con el moño hecho.  Y dicen en broma que cuando Jesús resucitó e iba a subir al cielo dijo: “me voy y os dejo y que el más hábil viva del más pendejo”.

Esto se aplica a los pendejos que se dejaron timar de unos oportunistas que aprovecharon la fiebre del famoso eclipse y les vendieron gafas inservibles. Ante las largas filas, había un mercado negro especulando, hubo gente que llegó a comprar gafas a cinco mil pesos; otros hacían fila en el Museo de Historia Natural y “vendían el turno”.

A mí que no me llama la atención esa pendejada, llegué a recrear al científico Galileo Galilei, invitando a los inquisidores a que fuesen a la torre donde tenía una mira telescópica para que vieran los cráteres de la luna, antes de que lo declararan hereje por decir que la tierra gira.

Comenté que nos habíamos salvado porque con el eclipse bajaron los precios de los combustibles y los productos de primera necesidad.  Bueno, este pueblo es espontáneo y de coyuntura,  hace un boom de cualquier cosa y luego lo deja en el olvido. Ya pasó la fiebre de las protestas de la Marcha Verde, que al igual que el eclipse, fue un fenómeno momentáneo.